martes, 30 de agosto de 2016

Rapaces macaronésicas: especies de interés

 Busardo ratonero o aguililla (Buteo buteo spp)
Foto: Marcin Moga, Flickr CC BY 2.0 


Macaronesian raptors: representative species

Abstract

The Macaronesian biogeographic region (Azores, Madeira, Savages Islands, Canary Islands and Cape Verde) shelters a set of different climatic conditions which allows the establishment of a various diversity of habitats, which also is an enabling enclave for the settlement of species. The raptors are the highest shackle of the trophic chain with its great importance at an ornithological level as well as at conservatism level (for instance, the fact that the owls are biological indicators of the anthropic intromission in macaronesian heaths or other ecosystems). The majority of threat factors have an anthropical character and the conservation labours endures the handicap of the lack of information about the abundance and distribution in wide ranges. During the years 12 raptors nesting species in the macaronesia have been described, number which can change thanks to new and future appearances.

Throughout this article we are going to cite several representative species, its biology, distribution, threat factors and its current situation for learn firsthand information about this exciting birds that never cease to amaze us.

Keywords: Macaronesia, Eurasian buzzard, barn owl, osprey, ornithological characteristics, ethology, threat factors, conservation.


Resumen
La región biogeográfica de la Macaronesia (Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde) alberga un conjunto de diferentes condiciones climáticas haciendo posible que aflore una gran diversidad de hábitats, enclave propicio para el asentamiento de especies, siendo las rapaces, el conjunto de aves pertenecientes al eslabón más alto de la cadena trófica de gran importancia, tanto a nivel ornitológico como conservacionista. Ejemplo de ello, es el hecho de que las rapaces nocturnas sean indicadores de la intromisión humana en brezales macaronésicos u otros ecosistemas. La mayor parte de los factores de amenaza son de carácter antrópico, y las tareas de conservación sufren el hándicap de la falta de información con respecto a la distribución-abundancia a gran escala. A lo largo de los años, se han descrito hasta 12 especies de rapaces nidificantes en la franja macaronésica, número que puede variar gracias a nuevas y futuras apariciones.

A lo largo del artículo citaremos algunas de las especies representativas del entorno, hablando sobre su biología, distribución, factores de amenaza y situación actual para conocer de primera mano información sobre estas apasionantes aves que nunca dejarán de sorprendernos.

Palabras clave: Macaronesia, busardo ratonero, lechuza común, águila pescadora, características ornitológicas, etología, factores de amenaza, conservación.


Agradecimientos
Nos complace agradecer tanto cordial como cercanamente a Rubén Barone, naturalista bien conocido en Canarias en el ámbito de la ornitología, por el apoyo tanto conceptual como bibliográfico en la elaboración de este nuestro artículo ya que, sin sus consejos de buen hacer, este artículo quizá no hubiera sido tan provechoso como creemos que lo ha sido.


Introducción
La Macaronesia es una discutida región biogeográfica compuesta por los archipiélagos de Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde, aunque desde el punto de vista biológico se incluye también una franja del noroeste de África (Marruecos atlántico, norte del Sáhara Occidental y un sector interior del Antiatlas) y, dependiendo de la autoría, el denominado "enclave algarvo-onubense", situado en el suroeste de Portugal [1]. Las diferentes condiciones climáticas albergadas a lo largo de los archipiélagos proporcionan una diversidad de hábitats (38 de acuerdo con el anexo I de la Directiva sobre Hábitats [2]).

Dentro de este conjunto, las rapaces denotan un interés tanto ornitológico como conservacionista, siendo ejemplo de ello el hecho de que las rapaces nocturnas son indicadores de la intromisión humana en brezales macaronésicos u otros ecosistemas [3]. Gran parte de los factores de amenaza que condicionan a las rapaces nidificantes de la Macaronesia son de carácter antrópico (destrucción y modificación del hábitat, impacto de los tendidos eléctricos, afección de venenos y pesticidas, molestias en las áreas de cría y alimentación…) [4].

Sin embargo, a pesar del gran número de recursos en conservación e investigación que canalizan las rapaces forestales diurnas, y los innegables logros en su conservación la información sobre sus patrones de distribución y abundancia a gran escala suele ser imprecisa (Palomino, D. y Valls, J. 2011), pero si se conoce tanto su distribución como su estatus a nivel local/insular, las labores de conservación pueden ser bastante provechosas. Alrededor de 12 especies de rapaces nidificantes nocturnas y diurnas se han registrado en Canarias a lo largo de la historia [5], aunque se ha citado recientemente la exitosa reproducción del milano negro en Canarias, concretamente en Tejeda, Gran Canaria, por lo que el número ulterior a lo largo de los años posiblemente se verá sometido a modificaciones [6].

En este artículo comentaremos especies relativamente representativas del grupo de las rapaces con características interesantes como son el busardo ratonero (Buteo buteo), el águila pescadora (Pandion haliaetus) y la lechuza común (Tyto alba).


Busardo ratonero (Buteo buteo spp.)
El busardo ratonero, ratonero o aguililla pertenece a la familia Accipitridae, dentro del orden Accipitriformes. De acuerdo con la UICN, se trata de una especie de preocupación menor y posee un amplio abanico de subespecies del que se puede destacar a Buteo buteo rothschildi [7], presente en la región Macaronésica, a B. b. vulpinus por las cuantiosas distancias que recorre en su migración [8] o a B. b. insularum, la subespecie canaria [9]. Se observa una distribución paleártica aunque está ausente en el norte de África (donde es sustituida por B. rufinus) (Palacios Palomar, 2005).


Busardo ratonero (spp. canaria) en vuelo
Foto: Juan Emilio, Wikimedia Commons CC BY-SA 2.0


Aspectos fenológicos son apreciables para discernir entre los individuos, como su dorso pardo, las partes inferiores claras estriadas, las alas oscuras (siendo más claras por debajo y con primarias de punta negra) o la cola oscura y barreada. Sin embargo, la característica crucial para determinar el sexo de los individuos es el tamaño de los individuos y, aun así, debido al solapamiento tan grande que se presenta en las mudas, no es un carácter válido para ejemplares individuales [10]. Por otra parte, su edad puede llegar a alcanzar los 25 años [11].

La especie en cuestión abarca un extenso conjunto de hábitats, desde zonas costeras hasta zonas de alta montaña (2000-2200 m de altitud, aunque cría más frecuentemente por debajo de los 1000 m. Presente en una gran variedad de terrenos arbolados, más típico de linderos forestales, pequeños bosques, zonas rocosas o vegetación de refugio con herbazales, aunque en invierno puede ocupar terrenos abiertos donde exista una mayor disponibilidad trófica (Palacios Palomar, 2005) [12]. Al mismo tiempo se trata de una rapaz muy conspicua ya que se posa a menudo a la vista en lo alto de árboles, ramas desnudas, postes, estacas de cercados, rocas o salientes, aunque también puede hacerlo en el interior de las masas arbóreas; también es posible verlo posado en el suelo en busca de alimento [13].

Mediante diferentes técnicas de análisis se ha mostrado que el ratonero posee una dieta muy variada, tanto de mamíferos como de mamíferos y reptiles, siendo ejemplos principales de ello el conejo (Oryctolagus cuniculus), la ardilla moruna (Atlantoxerus getulus) y la paloma bravía (Columba livia). El lagarto ocelado (Timon lepidus), el erizo moruno (Erinaceus algirus) o la perdiz moruna (Alectoris barbara) son más bien ejemplos ocasionales (Palacios Palomar, 2005) [14].

Mientras que los migradores son silenciosos, el reclamo principal es un pii-iou­ lastimero y de largo alcance como método de contacto entre las parejas y se realiza de un modo más excitado en exhibiciones aéreas. No obstante, variantes de este reclamo son observadas en situaciones de amenaza o advertencia a otros ejemplares [15].

Debido a los tendidos eléctricos, el uso de plaguicidas, su caza ilegal o el expolio de pollos se han realizado medidas de acción para evitar el declive de la abundancia actual que presenta esta robusta rapaz por lo que, aunque se persiste con sus medidas de conservación, esta especie se encuentra en aumento poblacional [16, 17].


Águila pescadora (Pandion haliaetus)
El Águila pescadora (Pandion haliaetus) es una rapaz de tamaño medio, adaptada para la pesca, por ese hecho, presenta diversas adaptaciones como la reversibilidad del dedo exterior permitiéndole agarrar a los peces con dos dedos anteriores y dos posteriores. Además, sus garras tienen protuberancias interiores para evitar el deslizamiento de las presas, también consta de válvulas nasales que ayudan durante las zambullidas.

Existe dimorfismo sexual entre hembras y machos, tendiendo la hembra a ser de mayor tamaño con respecto a la masa corporal. En cuanto a la coloración, los machos suelen ser más pálidos en el pecho, las partes superiores de ambos géneros son de un color marrón oscuro y las inferiores de un color blanco. Los jóvenes en su primer año se identifican por presentar un plumaje moteado y los ojos de color anaranjado.

Esta especie, dada su especialidad en la captura de peces, su hábitat presenta una estrecha relación con lugares acuáticos con abundancia de presas, para ello, tienen que ser aguas cristalinas poco profundas, a pesar de esto, este predador no es exigente en cuanto a la selección de su territorio de pesca.

Podemos encontrarla tanto en sistemas acuáticos continentales como en hábitats marinos. Poblaciones más o menos sedentarias las presentes en zonas tropicales como las que albergan en el territorio macaronésico, seleccionan zonas marinas nidificando en la costa, preferentemente en acantilados, pero en zonas tranquilas pueden instalar sus nidos en rocas y vegetación. En zonas como en las islas de Cabo Verde llegan a utilizar palmeras como punto de nidificación (Ontiveros, 2003; Palma et al., 2004).

Adentrándonos en la etología de la especie (comportamiento), en relación a la voz, el águila pescadora utiliza la mayoría de las vocalizaciones durante la época reproductora, cerca de los territorios de nidificación, identificando hasta ocho sonidos, que abarcan desde gritos de alerta, llamada y defensa, excitación, además de sonido de los pollos tanto de defensa como de petición asociados a figuras posturales (Thibault, 2001).

Identificamos el grito de alarma con un “ik ik ik”, su función suele ser atraer a la pareja, conoceremos el sonido de defensa por un característico “ tioop tioop tioop” seguido del grito de excitación “iii iii iii” (Poole, 1989).

En relación a la ecología trófica, se alimentan exclusivamente de peces, tanto de agua dulce, salada y salobre, aunque se han observado capturas diferentes (Poole, 1989) siendo excepcional o accidental. Los nidificantes sedentarios característicos de la Macaronesia pescan fundamentalmente en aguas salobres y saladas durante la época reproductiva.

Durante el vuelo de pesca, ciclea y se cierne a poca distancia del agua, una vez localizada la presa se lanza sobre ella en picado. Una vez la captura, la transporta hasta el nido o un posadero favorito.


Reproducción

Desde Febrero, puede verse las parejas ocupando el territorio de nidificación, incluso en Canarias un poco antes. El nido es un cúmulo de ramas secas que va aumentando año tras año, tras instalarse, comienza el cortejo con vuelos nupciales y reclamos por parte del macho.

La puesta, en zonas tropicales se realiza en invierno, adelantándose 15 días en Canarias, consta de 3 huevos con intervalos de dos a tres días.

Interacción con otras especies
En las Islas Canarias, la presión ejercida por la gaviota patiamarilla (Larus michaelis), durante la reproducción, puede ocasionar estrés en los adultos (González et al., 1992: Triay, 1993; Thiboult et al., 2001; Siverio 2003) además del intento de “robar” las presas durante la travesía al nido.


Conservación
En España, las estimas poblacionales durante la primera mitad del siglo XX son de entre 72 y 97 parejas (Triay y Siverio, 2002), pero durante las siguientes décadas sufrió un importante proceso de recesión llegando a principios de los años 1980 a 16-24 parejas, habiéndose extinguido en la península Ibérica, y las islas de Ibiza, Formentera, La Palma, Gran Canaria y Fuerteventura (González et al., 1992). Los principales motivos fueron la persecución directa y la destrucción del hábitat. A finales de la década de 1980 empezó un proceso de ligera recuperación en las Canarias (Triay, 1993) [18] .


 
Águila pescadora en vuelo (Pandion haliaetus), Reserva El Fraile (Arona, Islas Canarias 2011)
Foto: Rubén Barone


 Águila pescadora en un posadero (Pandion haliaetus), Islote Raso (Cabo Verde 2010) 
Foto: Rubén Barone


Lechuza común (Tyto alba sub. gracilirostris y sub. alba)
La amplia distribución de la Lechuza Común a nivel mundial, aumentada en ocasiones con su introducción como controlador biológico de roedores en ciertas regiones, hace que sea una de las aves terrestres más extendidas del planeta, llegando a ser considerada cosmopolita. En los archipiélagos de la Macaronesia, los más meridionales del Paleártico occidental, encontramos razas endémicas en los de Madeira, Canarias y Cabo Verde, todas ellas descritas por Ernst Hartert a principios del siglo XX. En aquella época, para las dos subespecies en Canarias, se tenían en cuenta especialmente las diferencias morfológicas y biométricas; así pues, en el caso de la descrita para las Canarias orientales (T. a. gracilirostris), las características principales fueron su pequeño tamaño, el pico mucho más delgado y una coloración del plumaje más oscura en general. La nueva raza fue comparada con otras que ya habían sido estudiadas, entre ellas la nominal (T. a. alba) que, aparte de su distribución por varias regiones europeas y el norte de África, también se conocía en las islas centrales del archipiélago (Tenerife y Gran Canaria).

Por lo general, la Lechuza Común es conocida en la mayor parte de su distribución mundial por sus preferencias antropófilas, ya que suele afincarse en zonas habitadas, sobre todo las rurales, aprovechando el refugio que le brindan las edificaciones. En Canarias, sin embargo, apenas se tienen datos sobre la ocupación de construcciones humanas, y el hábitat típico lo constituyen los barrancos y escarpes de las zonas bajas, en los que encuentra numerosas cavidades (grietas, tubos volcánicos, etc.) adecuadas para la cría. Estos enclaves suelen estar más o menos próximos a los cultivos, donde proliferan las presas principales que componen su alimentación, los ratones y las ratas (Martín et al., 1985; Martín & Machado, 1985) [21].


Reproducción

El ciclo reproductivo comienza con gran actividad vocal vinculada al cortejo, lo que da paso a que más tarde se inicie la puesta, generalmente en febrero y marzo por lo que se ha comprobado en Tenerife y Lanzarote (Concepción, 1992; Siverio & Carrillo, 1993). El periodo de incubación se prolonga unos 30 días y, después de la eclosión, los pollos permanecen en la en el nido alrededor de 60 días antes de abandonarlo.


Referencias pretéritas

Los primeros datos aparecidos en los trabajos de varios naturalistas extranjeros que visitaron las islas durante el siglo XIX, son muy puntuales, las pocas posibilidades que tenían para efectuar prospecciones nocturnas en la isla que visitaron. Las referencias más antiguas sobre lechuzas en relación a las islas orientales se deben a (Hartert, 1905). Este autor, no tuvo oportunidad de visitar Canarias pero pudo describir una nueva subespecie por medio de especímenes colectados en 1904 por el austríaco Johann Polatzek en Fuerteventura y Lanzarote. No obstante, las nuevas aportaciones no verían la luz hasta fechas recientes y, algunas veces, han surgido después de un gran espacio temporal falto de información, como los nuevos datos sobre distribución en las islas orientales de Delgado et al. (1992). Por último, no hace demasiado tiempo que se confirmó por primera vez su nidificación en El Hierro (Martín & Machado, 1985) y Gran Canaria (Trujillo, 1989). Los socavones producidos por la extracción de picón son lugares muy idóneos para el asentamiento de lechuzas y otras aves rapaces; sin embargo, este hecho no justifica la destrucción generalizada de los enclaves geológicos, así como su presencia en La Palma (Trujillo & Rebolé, 1988) y La Gomera (Siverio et al., 1999) [19].


Localización acústica
La lechuza (Tyto alba) puede localizar presas durante la noche con total oscuridad usando únicamente el sentido del oído, con la capacidad de cometer un error de menos de un grado con respecto a ambos planos, horizontal como vertical.

Experimentos realizados con un altavoz de 5 KHz oculto, nos muestra como la rapaz dependen de frecuencias de sonido por encima de ese valor para localizar su presa. Se ha comprobado que para frecuencias de 5-8 KHz, el oído es sumamente direccional, siendo esas frecuencias, regiones de alta sensibilidad, que se dirigen hacia los oídos modificando los patrones de sensibilidad direccional de estos mediante la reordenación de las regiones de máxima sensibilidad.

Con esta teoría, explicamos como la lechuza (Tyto alba) podría localizar la posición de una fuente de sonido moviendo la cabeza hasta comprender un sonido complejo [20].

En el siguiente vídeo, proporcionado por el canal de BBC earth, podemos observar la capacidad de sigilo que presenta este tipo de rapaces nocturnas:



 
Factores de amenaza
 Sin lugar a dudas, la destrucción a que se han visto sometidas las islas, especialmente Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote, ha conllevado la pérdida de zonas idóneas para el asentamiento de las lechuzas y otras aves. A pesar de ello, ha sido una especie que en muchas ocasiones se ha adaptado a este cambio, aprovechando las excavaciones en conos volcánicos, u otro tipo de canteras con gran impacto en el medio, para afincarse sin el menor problema. La presión humana sobre la especie puede que todavía represente un factor de amenaza, pero no existen datos cuantitativos que demuestren sus consecuencias reales. Se ha confirmado su electrocución en tendidos eléctricos (Lorenzo, 1995), y se sospecha que muchas aves se ven afectadas por los venenos (Carrillo & Delgado, 1991), que constantemente se vierten de manera indiscriminada en el campo [19].


Lechuza común (Tyto alba) en vuelo
Foto: Barn Owl, Flickr CC BY 2.0


Autores: Víctor Díaz y Sergio Hernández
Traductor: Víctor Díaz


REFERENCIAS

[1, 5]: Las aves rapaces de la Macaronesia.

[2]: Natura 2000 en la región Macaronésica.
 
[3]: Brezales macaronésicos endémicos.
 
[4]: Hoy han comenzado las jornadas medioambientales de la Isla Baja.

[6]: Trujillo, D. (2009). El milano negro logra reproducirse en Canarias. Quercus. (286): 48-49.

[7]:  Macaronesia.
 
[8, 17]: Buteo buteo.

[9]:  Eurasian buzzard (Buteo buteo). Handbook of birds of the world.

[10]: Buteo buteo.
 
[11, 12, 14, 15, 16]: Tapia, L. (2010). Busardo ratonero – Buteo buteo.

[13]:  Busardo ratonero (Buteo buteo).

[18]: Triay, R. (2010). Águila pescadora (Pandion haliaetus).

[19]: Siverio. F (2002). La lechuza común en las Islas Canarias,un poco de historia, subespecies, ecología y factores de amenaza.

[20]: Roger S. Payne. Journal of Experimental Biology. Acoustic Location of Prey by Barn Owls (Tyto Alba).

[21]: Martín. A, Machado. A (1985).Nidificación de la lechuza común (Tyto alba) en la isla de El Hierro, datos sobre su alimentación.

Palacios Palomar, C. J. (2005). El ratonero común (Buteo buteo insularum) en Fuerteventura, islas Canarias (Aves, Acciptridae). Pp.: 1-7.

Palomino, D. y Valls, J. (2011). Las rapaces forestales en España. Población reproductora en 2009-2010 y método de censo. Seguimiento de aves de SEO/BirdLife. (32): 81-88.

viernes, 26 de agosto de 2016

Usos tradicionales en el Parque Nacional del Teide

Parque Nacional del Teide
Foto: María José Ruiz


Traditional uses in the Teide National Park

Abstract

We expose a brief compilation of the traditional uses in Teide National Park. Some of this practices are currently at disuse, e.g. the muleteers, the summit routes or the snowfields (“neveros”). However the pasturage, the charcoal generation (“carboneo”) or the sulfur and lapilli extractions have been forbidden due to the large impact caused.

Notwithstanding, there are nowadays remained traditional uses in the national park which are allowed according with the 153/2002 decree (24 of October) in order to approve the Use and Management Rector Plan (“PRUG”) such as the apiculture, the sand extraction, the hunting, the astronomical observation or the heliotherapic practices.

Keywords: Traditional uses, Teide National Park, muleteers, summit routes, pasturage, apiculture, charcoal generation (“carboneo”), snowfields (“neveros”), sulfur extraction, pumice and sand extraction, hunting, astronomical observation, heliotherapy practices.


INTRODUCCIÓN
Presentamos una somera recopilación de los usos tradicionales en el Parque Nacional del Teide. Algunas de estas prácticas en la actualidad están en desuso como los arrieros, las rutas de cumbre o los neveros. Otras se han terminado prohibiendo por el gran impacto que suponían, como el pastoreo, el carboneo o las extracciones de azufre y lapilli. 

No obstante, hay usos tradicionales que han llegado hasta nuestros días y que están permitidos según el Decreto 153/2002, 24 octubre, por el que se aprueba el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional del Teide (PRUG), como la apicultura, la extracción de arenas, la caza, la observación astronómica o las prácticas helioterápicas.

Palabras clave: Usos tradicionales, Parque Nacional del Teide, arrieros, rutas de cumbre, pastoreo, apicultura, carboneo, neveros, extracción de azufre, extracción de piedra pómez y arenas, caza, observación astronómica, prácticas helioterápicas.



LOS ARRIEROS Y LAS RUTAS DE CUMBRE

Las antiguas rutas de cumbre que atravesaban la zona de Las Cañadas fueron hasta el siglo XIX vías fundamentales de comunicación e intercambio de productos entre el norte y el sur de la isla de Tenerife.

Una de esas rutas más representativas era el "Camino de Chasna" cuyo recorrido iba desde La Orotava, subía hacia la cumbre, atravesaba Las Cañadas del Teide por la zona conocida como "Siete Cañadas" y llegaba hasta Vilaflor, en la comarca de Chasna, en el sur de la isla.

La zona de "Siete Cañadas", se convirtió también en un "centro de comunicación" y punto de encuentro e intercambio de arrieros del norte y del sur de la isla.

Los arrieros se ayudaban de bestias cuyos lomos transportaban varios tipos de productos, entre ellos: gofio, granos, semillas de papas, leña, carbón, etc. Estos arrieros ejercían por cuenta propia o a cambio de un salario, realizando el transporte de mercancías requerido. 

Este oficio llegó a tener alguna que otra especialización entre la que destacamos la de los "cochineros" que procedían mayoritariamente de Icod el Alto y ejercían la venta ambulante de lechones por toda la isla. Solían usar caminos conocidos, practicados también por pastores y carboneros.



PASTOREO

Las Cañadas era una zona de pastos muy importante dentro de los circuitos de trashumancia. En la época aborigen, los guanches conducían sus ganados hasta esta zona que era comunal, buscando los mejores pastos y reuniendo los rebaños provenientes de los distintos menceyatos.

Tras la conquista de la isla de Tenerife (1496) y la colonización se introducen cambios en el sistema de pastoreo aborigen. Durante los primeros años de colonización aumentó la carga ganadera, al abundante ganado guanche (arrebatado por el Adelantado) se sumó la proliferación del ganado mayor introducido (vacuno y caballar). La ganadería junto con la agricultura se convirtieron en los pilares de la economía de la isla.

En el siglo XVI el aumento de las tierras de cultivo fue favorecido en detrimento de la actividad pastoril de ganado menor, en zonas comunales.

A partir de 1541, se fueron relegando las prácticas de pastoreo del ganado menor a los montes, cumbres y zonas despobladas de la isla. De esta manera, Las Cañadas llegó a ser una de las zonas de pastoreo tradicional más importante de la isla de Tenerife, en la que se practicaban dos modalidades:

Pastoreo de cabras sueltas: Sistema de pastoreo dominante, según la tradición oral. Favorecido por la topografía de Las Cañadas y por el teberite, costumbre de marcar el ganado en la oreja para poder identificarlos fácilmente.

Zonas de ocupación: Los pastores con sus rebaños se asentaban en las cañadas y llanuras que encontraban según ascendían a la cumbre.

A lo largo del invierno los rebaños aprovechaban los pastos de zonas costeras y de medianías. La subida a Las Cañadas se llevaba a cabo desde finales del mes de junio, permaneciendo en la cumbre hasta las primeras lluvias de los meses de septiembre/octubre.

En el siglo XIX el pastoreo de suelta desaparece y los ganaderos practican una gestión cada vez más controlada. Con la declaración del Parque, en 1954, se suprime la actividad ganadera en este espacio natural, al considerarse contraria a los objetivos de conservación y protección de la vegetación.

En la actualidad, podemos rememorar el pastoreo de Las Cañadas gracias a los numerosos restos de cabañas de pastores y antiguos corrales de ganado presentes en la zona.

Algunos de los problemas más destacados provocados por el pastoreo en el Parque Nacional del Teide antes de su total prohibición, fueron: 

● La eliminación de vegetación, especies como el tajinaste rojo (Echium wildpretii) estuvo al borde de la extinción.

● La erosión debido al constante ramoneo y pisoteo ejercido por el ganado. 

● El desplazamiento y competencia de otras especies de vertebrados e invertebrados autóctonos por la desaparición de sus medios de refugio y alimentación (Rando, 2014).



APICULTURA

La apicultura en el Parque Nacional del Teide tiene una larga tradición. Las ordenanzas, dictadas por el Concejo en el siglo XVI, que prohibían el establecimiento de colmenas en las zonas de viñedos, favorecieron el desarrollo de la apicultura en Las Cañadas del Teide.

Desde el siglo XVIII existe documentación del aprovechamiento en las Cañadas del Teide de la intensa floración de la retama y del codeso.

Se solía practicar por los mismos pastores que ascendían en la trashumancia. Se emprendía a partir del 3 de mayo, día de la Cruz, hasta que empezaba a llover y arreciaba el frío. Las llevaban a la retama o al poleo, zona ubicada en cotas más bajas.

Se transportaban a través de caminos primitivos y ancestrales, “a lomo” (los hombres al hombro y las mujeres a la cabeza), o en carro, sobre bestias equinas o en camellos. 

Cada cierto tiempo se les daba vuelta, surgiendo, a partir de los años cuarenta del pasado siglo, la figura del cuidador, personaje que vivía en el propio colmenar, cobrando un tanto por cada una de las colmenas que vigilaba.

Las colmenas tradicionales o corchos se construían con troncos ahuecados de palmeras, pinos, mocanes y dragos principalmente. Para acondicionar el suelo se colocaban lajas y sobre ellas, se asentaban verticalmente las colmenas. En el Parque aún pueden encontrarse restos de antiguos “asientos de colmenas” formados por lajas y protegidos por muros de piedra.

En la actualidad, la apicultura sigue realizándose en el Parque Nacional del Teide. La explotación de la retama del Teide (Spartocytisus supranubius) se inicia sobre el mes de mayo permaneciendo las colmenas hasta el mes de agosto si la floración lo permite.

En el Parque Nacional del Teide se autoriza, cada primavera, la introducción de unas 3000 colmenas de abeja doméstica (Apis mellifera, Apidae). Esto implica que unos 100 millones de abejas melíferas compiten por néctar y polen con la fauna polinizadora nativa (insectos, aves y lagartos) de este ecosistema peculiar de alta montaña. 

Si tenemos en cuenta que A. mellifera es considerada como un polinizador poco eficaz, la masiva presencia de abejas domésticas puede además incidir negativamente tanto en la producción de frutos y semillas como en la viabilidad de las semillas y el vigor de las plántulas.


Abeja doméstica polinizando un rosalillo de cumbre (Pterocephalus lasiospermus)
Foto: María José Ruiz


La diversidad de polinizadores disminuye sustancialmente tras la introducción de A.mellifera. Además, se detecta una reducción significativa en la eficacia reproductiva de las plantas frecuentemente visitadas por A. mellifera (Echium wildpretii, Spartocytisus supranubius). 

Por todo ello, el equipo de investigación liderado por Alfredo Valido recomienda eliminar completamente la presencia de colmenas en el interior del Parque Nacional del Teide con el fin de proteger su flora y fauna endémica (Valido, Rodríguez y Jordano, 2014).



ACTIVIDADES EXTRACTIVAS


Carboneo

El uso de carbón vegetal como fuente de energía a partir de su elaboración en carboneras u hornillas era frecuente en la isla hasta hace poco tiempo.

La elaboración del carbón se realiza en las "carboneras", apilamientos de troncos pequeños cubiertos de tierra, en los que se lleva a cabo la combustión lenta de madera en ausencia de aire.

Se sabe que a partir de la declaración del Parque Nacional, se llevaba a cabo el carboneo furtivo en zonas de las más protegidas en Las Cañadas. 

Compartir las tareas agrícolas con la recogida de leña, cisco, y la elaboración de carbón era una práctica habitual que se incrementó de forma alarmante durante épocas de crisis, aumentando así un tráfico ilegal de intercambio de carbón por trigo en caletas y playas apartadas.

Había una gran demanda de leña y carbón por parte de las islas orientales que carecían de zonas boscosas.

A la explotación habitual de la zona de Monteverde pronto se sumaría la zona extensa del retamar de cumbre de la que era muy apreciada la leña y el cisco (hojas, ramas, cortezas secas y otros despojos de las plantas) de la retama (Spartocytisus supranubius). El cisco también se usaba como abono natural en las fincas de plátanos emergentes en la zona costera del Valle de La Orotava.

Las consecuencias destructivas del paisaje que ocasionaba el excesivo carboneo aparecen en muchas descripciones de distintos viajeros que realizaban su ascensión al pico del Teide.

A partir de los años cuarenta comiezan las primeras investigaciones arqueológicas en Las Cañadas y se confirma la existencia de varias carboneras en sitios ocultos al público debido a la furtividad del carboneo.

La información sobre denuncias y multas por estas actividades clandestinas es amplia y está recogida principalmente en el Archivo Municipal de La Orotava.




Se dispone de documentación sobre los inicios de esta práctica, que data de los siglos XVIII y XIX. Esta actividad extractiva se combinaba a veces con la recogida de azufre.

Los "neveros" que así se les conocía popularmente, subían a buscar nieve o hielo a Las Cañadas, para satisfacer la demanda de las clases acomodadas de La Orotava y principales ciudades de Tenerife, además de al creciente turismo que se iniciaría en el Puerto de la Cruz años más tarde.

Se usaría para elaborar sorbetes y helados de distintos sabores. Se distribuían principalmente en La Orotava, Puerto de la Cruz e incluso llegaban hasta Santa Cruz de Tenerife. Hay citas de que se llegó a exportar hielo a Gran Canaria y a La Palma. Otro uso reconocido sería con finalidades terapéuticas como antiinflamatorio.

El ascenso a la zona de la cumbre se haría por el conocido "Camino de Chasna" que va desde La Orotava hasta la comarca de Chasna en el sur de la isla.

Una vez cargado, se transportaba el hielo y la nieve a lomos de bestias, habitualmente mulas, en cestos grandes o "barcas" (cada una con una capacidad de hasta 50 kg según fuentes orales). El hielo se cubría con grandes cantidades de sal común y hojas de helechos con la finalidad de intentar conservarlo hasta el lugar de destino retardando lo más posible la descongelación. 

A mediados del siglo XIX hay noticias sobre la construcción de estructuras artificiales. Se excavaban pozos que se llenaban manualmente con nieve en invierno para que esta se conservase hasta el verano, época en la que aumentaba la demanda de helados y sorbetes. La nieve depositada en estos pozos se tapaba con ramajes y varias capas de piedra pómez o picón basáltico para, de nuevo, ayudar a su conservación hasta la época estival.


Pozo de nieve
Foto: Samuel García


Los pozos de hielo en Izaña era una de las zonas habituales a la se acudía para extraer hielo. Hoy en día, dado su incalculable valor etnográfico, forman parte de los Bienes de Interés Cultural (BIC) de las Islas Canarias desde el decreto 25/2009 de 3 de marzo. En este enclave, la nieve se podía conservar aproximadamente 6 meses y en ocasiones hasta todo el año. 

"Las Grietas" oquedades o grietas de varios metros de profundidad situadas al pie del Teide, era otra zona habitual para la extracción de hielo.

La Cueva del Hielo, a más de 3200 m de altitud, es uno de los lugares de extracción de hielo más conocidos. Se subía Montaña Blanca y se accedía a esta cueva cuando se agotaban los recursos en las otras zonas más bajas. Aquí, se conservaba el hielo de manera natural prácticamente todo el año. 

El acceso a esta zona era mucho más complicado por la altura a la que se encuentra y por estar en medio de coladas difícilmente transitables, sin camino habilitado. Se trata de un tubo volcánico de unos 55 m que se encuentra en una colada inferior pero pertenece a la erupción de Lavas Negras.

Esta cueva, en antiguas expediciones era un punto de parada. El hielo se acumulaba por caída directa de nieve y por agua infiltrada a través de las grietas, constituyendo así una reserva natural de agua. En los últimos años, por motivos de conservación solo se puede acceder a ella con un guía del Parque y con motivo de un estudio científico, entre otros.

Estas actividades extractivas, no estaban exentas de riesgos. Distintas personalidades entre ellos viajeros, naturalistas y científicos narraban en sus relatos sobre la ascensión al Pico del Teide la existencia de varias cruces de madera en el Teide que representaban a trabajadores (probablemente neveros o azufreros) que habían fallecido debido a las duras condiciones en esta zona.

Los neveros, desaparecerían con la aparición progresiva de las fábricas de hielo.



Extracción de azufre

De la conquista de América se adoptó la creencia de la asociación entre montañas y la existencia de oro o plata, pero en el entorno del pico del Teide se encontró otro elemento, el azufre.

El aprovechamiento de los depósitos de azufre en el entorno del pico del Teide está documentado desde el siglo XVI. Estos depósitos, se originan a partir de las emanaciones sulfúricas del pico y el azufre se queda depositado sobre las rocas dando una coloración amarillo-verdosa. También se detecta la presencia de azufre en el aire por su olor característico a huevos en estado de descomposición.

Los azufreros extraían este elemento como una ocupación temporal, complementaria económicamente a labores de campo.

En los Acuerdos y Datas del Cabildo sobre explotaciones mineras aparece una concesión del 17 de febrero de 1511 que otorga los derechos de explotación del azufre a Diego de Mesa (regidor), para uso propio, pero también para exportar fuera de la isla y venderla.

A finales del siglo XVI los derechos de explotación sobre la mina de azufre se conceden a la corona de Castilla.

En el siglo XVIII José de Viera y Clavijo mencionaba que el Teide era rico en azufre, dato que coincidía con otras muchas fuentes consultadas. 

En los últimos años del siglo XIX varias empresas se interesaban por explotar legalmente el azufre. 

En 1887 se arregló el camino que llevaba desde Altavista hasta La Rambleta para facilitar el transporte del material extraído. Ya que, era conocida la dureza del trabajo por las condiciones del entorno (sobre todo el clima y la altura que implicaba la menor presión de oxígeno presente en el aire). Por las condiciones, la extracción se realizaba en un periodo relativamente corto de tiempo, desde finales de primavera a finales de verano. En esta época, también se construyó una caseta en esta zona para que los azufreros pudiesen pasar la noche ahí.

En ese mismo año, 1887, se concede el permiso para la extracción de azufre del Teide a la empresa Nuestra Señora de la Salud del Teide. Sólo duró hasta 1893 ya que el acceso era difícil y la rentabilidad económica baja.

Desde 1898 hasta 1918 fue Miguel Díaz LLanos con la empresa La Tinguaro el que realizaba la extracción. Según Fernando Sabaté, la extracción de azufre cobró mayor importancia en los años de la Primera Guerra Mundial cuando se interrumpió el abastecimiento desde Europa. Sufriendo el cráter del Teide en estos años la mayor alteración de su fisionomía. Después de 1918, no se volvió a efectuar ninguna explotación comercial del azufre, por oposición de la corporación Orotavense.

De los usos industriales o en la vida cotidiana del azufre destacaremos los siguientes: 
  • Fertilizante.
  • Elaboración de la pólvora negra relacionada también con la pirotecnia. A destacar, la familia Toste en Los Realejos, con sus populares fuegos artificiales de las Fiestas de Mayo, que cuando se fundó la empresa la llamaron "Foguetería El Teide" precisamente. 
  • Fabricación de fósforos.
  • Insecticidas.
  • Medicina.
  • Física experimental.
  • Química.
  • Mechas para la conservación e higiene de barricas y toneles de vino.
Se nombra el tratamiento en las viñas de plagas de Oidium, un hongo introducido en el siglo XV en Canarias. Aunque hay fuentes que informan que el azufre usado en este caso no procedía del Teide sino de Italia y Francia.



Extracción de piedra pómez

El lapilli está formado por magma proyectado al aire desde bocas eruptivas. El lapilli basáltico suele ser negro o rojo y se conoce como “picón”. En erupciones ácidas el lapilli es de color claro, muy gasificado y llega a ser más ligero que el agua. Se le conoce como “piedra pómez o zahorra”.


Picón negro
Foto: María José Ruiz


Destacaremos, el uso que se hace de este material en la construcción, o en las plantaciones de las fincas, depositándolo sobre el suelo, para ayudar a retener la humedad. Esta práctica, es muy común en el sur de la isla.

Como dato aportado por vecinos de La Orotava, en la Cruz del Martillo a mediados del siglo XX, se encontraba lo que ellos llamaban la fábrica de piedra pómez. Aquí, se elaboraban los polvos Vim, moliendo la piedra pómez. Estos eran muy abrasivos y se usaban para quitar la suciedad (y el ennegrecimiento por el fuego) y dar brillo a los calderos con gran efectividad. La única pega era que solían tupir los desagües. 

Antiguamente la piedra pómez se extraía en cantidades muy pequeñas debido a la dificultad que conllevaba. El primer intento de conseguir autorización para extraer piedra pómez fue en 1884. 

Y en 1893 se inició la extracción en el Llano de Ucanca y en la Estancia de las Retamas. En los primeros años del siglo XX la extracción aumentó muchísimo y significaba una gran fuente de ingresos para el Ayuntamiento de La Orotava.

Unos 100 trabajadores, que normalmente eran de La Orotava pasaban las noches en casetas de madera en Las Cañadas. Hasta que, en los años cuarenta, con el desarrollo de la carretera, mejoraron también los medios de transporte y podían bajar a sus hogares. 

Al mismo tiempo, se incrementó la demanda de material y esta actividad extractiva aumentó tanto que se convirtió en un serio problema para el paisaje y ecosistema de esta zona

En 1954 se declaró como Parque Nacional del Teide y aun así muchas compañías continuarían con la explotación minera en un área más reducida.

En 1965 algunas de estas empresas se asocian como Hersian Minas del Teide S.A. En 1970 solicitan renovar la concesión por 90 años, pero esta renovación se solicitó fuera del plazo fijado por la ley vigente de minas. Y hubo razones de peso para iniciar protestas en contra de esta renovación: el gran deterioro paisajístico y ecológico que ocasionaba esta extracción en el Parque. 

Ya en 1979 con la llegada de la democracia y con la elección del primer alcalde de La Orotava, Francisco Sánchez García, se ordenó a Hersian Minas del Teide S.A. que detuviera la actividad de extracción de piedra pómez en Las Cañadas. 

Paralelamente, se iniciaron varios movimientos ecologistas y entre ellos el MEVO (Movimiento Ecologista del Valle de La Orotava). Organizaron manifestaciones y actividades de protesta impidiendo el acceso de trabajadores a la zona de extracción. Entre los manifestantes se encontraban Néstor Padrón (diputado del PSOE), Francisco Rodríguez Barreda (MEVO) y Juan Pedro Hernández (asociaciones ecologistas). Estos hechos llegaron a los medios de comunicación nacionales.

Finalmente se entregó el decreto de la alcaldía y la orden judicial que detenía la actividad extractiva. La explotación se canceló definitivamente con la entrada en vigor de la ley 5/1981 de reclasificación del Parque Nacional que prohíbe todo tipo de trabajo de búsqueda y extracción de sustancias minerales.



Extracción de arenas

En cuanto a las arenas extraídas en el Parque comentamos primero un poco los inicios o antecedentes.

En 1847 se realizó la primera alfombra sobre adoquines de una calle de La Orotava. El motivo, Leonor del Castillo proveniente de Las Palmas de Gran Canaria y que contrajo matrimonio con Antonio Monteverde, natural de La Orotava, quería recuperar el esplendor de la festividad del Corpus Christi en esta ciudad, inspirada por las alfombras que se hacían en su isla natal. Algunos autores dicen también, que se inspiró en una región de Italia por un libro que llegó a sus manos traído de dicho país.

La primera alfombra se realizó con pétalos de flores deshojadas y esta iniciativa pronto fue imitada por distintas familias orotavenses pertenecientes a la Aristocracia. Podemos nombrar a la familia Lercaro, los Machado, Díaz Flores y Brier entre otros.

En 1882 un trabajador de la familia Monteverde de apellido Valladares, se ayudó de un aro de tonel de vino como molde para rellenarlo de pétalos de flores dando lugar al llamado “corrido”. 

El destino de estas bellas alfombras no es otro que ser pisadas por la procesión que transporta al Corpus Christi al atardecer.

Ya en 1912 comenzaría la tradición de realizar una alfombra exclusivamente con arenas de Las Cañadas del Teide en la plaza del Ayuntamiento de La Orotava. Y el recorrido de la procesión se modifica un poco para abarcar este emplazamiento también.

El alfombrista más prestigioso del momento, Felipe Machado sería el encargado de esta alfombra. Se usaron flores, tierras volcánicas, troncos vegetales, conchas marinas y hojas. Incluso al principio, se usaron también cereales y legumbres, pero la humedad hacía que los granos germinaran y atraían a palomas y otras aves. Suponía una gran superficie que ya no se podría terminar en un día como las otras alfombras. Hoy en día, se comienza semanas antes cubriendo la plaza con una enorme lona para proteger la alfombra en caso de lluvia.

En 1947 Felipe Machado decidió utilizar la perspectiva para dar mayor realismo a la alfombra con la corrección óptica. Tal que el espectador tenga el mayor campo visual desde el balcón central del Ayuntamiento. Las figuras entonces “crecen proporcionalmente a medida que se alejan del punto de observación”. 

Por otro lado la riqueza y variedad cromática la introdujo otro gran maestro alfombrista: Pedro Hernández Méndez. A través del hallazgo de tierras blancas que se convertirían en nubes, nieblas y vapores en las alfombras. Existe tal tipo de arenas volcánicas que permiten una gran capacidad artística, una gran variedad de colores en estado puro o mezclados entre sí.

Continuarían Jose González Alonso, Ezequiel de León Domínguez y hoy en día Domingo González Expósito, el director de la academia de dibujo de La Orotava.

En 2007, la alfombra de la plaza del Ayuntamiento apareció en el libro Guinness de los Récords como la mayor alfombra confeccionada con arenas volcánicas.

  
Alfombra 2008, plaza del Ayuntamiento de La Orotava
Foto: Jose Mesa, CC BY 2.0 Flickr


Según fuentes orales, se extraen unos 1300 kg aproximadamente de estas arenas para rellenar esta superficie de unos 950 metros cuadrados. En torno a 20 colores: 2 rojos, 2 amarillos, 2 negros, 3 verdes, 2 violetas, 2 grises, un oro viejo, tres blancos y un marrón. Los colores se mezclan para dar otros y son todos naturales, no se usa pigmento.

El proceso que seguiría a la extracción de arena sería molerla y tamizarla. Para obtener tres tipos de grano: el más fino para tapices y figuras, el mediano para detalles sencillos y el más grueso para los fondos.

Cuando llega el día de ir a extraer la arena, los trabajadores cuentan que siempre van acompañados de personal del Parque. Estos les indican las zonas y la forma de extracción/recolección. Se procura hacer en zonas fuera del Parque o aprovechar los derrubios naturales para deteriorar lo menos posible el entorno. Esta información es confirmada por empleados del Parque: las zonas suelen ser bordes de carretera y pistas aprovechando desprendimientos naturales y de forma manual, sin usar maquinaria. Algunos lugares son Montaña Limón, Izaña y Los Azulejos.

A pesar del impacto que genera en el Parque, este es uno de los usos tradicionales que está permitido actualmente, siendo las alfombras de La Orotava declaradas bien de interés cultural y las fiestas correspondientes Fiestas de Interés Turístico. 

Esta actividad, está recogida en Decreto 153/2002, 24 octubre, por el que se aprueba el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional del Teide (PRUG). Asimismo, se incluye la recogida de flores, que suelen ser de retama, unos 50 kg en total y suben unas 50 personas a recolectarlas aproximadamente según fuentes orales. 

Quedan prohibidas las extracciones de tierras y la recogida de flores de especies vegetales en Zonas de reserva y en Zonas de uso restringido. 



CAZA

La caza como actividad recreativa o como aprovechamiento cinegético de animales silvestres es incompatible con el espíritu y el fin de un Parque Nacional, por las repercusiones que tiene sobre las poblaciones de la fauna y sobre el uso público. No obstante, se autoriza el empleo de artes cinegéticas como herramienta de control de poblaciones de especies introducidas (conejo silvestre y muflón), de acuerdo al Plan sectorial de manejo de herbívoros introducidos. Por ello, anualmente se organizan campañas de control de estas dos especies (PRUG, 2002).

El conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus) es una especie introducida a lo largo del proceso de colonización del Archipiélago, con una excelente adaptación al medio y que no está controlada por predadores naturales, por lo que ha tenido un sólido asentamiento por toda la Isla. 

Tradicionalmente se ha practicado su captura con perro y hurón, hasta el extremo de ser parte del acervo cultural de Canarias, razón por la que su uso se considera tradicional. El control cinegético del conejo silvestre persigue el mantenimiento en unos niveles que no supongan una amenaza significativa para la flora del Parque.

Las poblaciones de muflón (Ovis gmelini musimon) han protagonizado desde su introducción a principios de los años setenta un importante aumento en toda la Isla. Su propagación en el interior del Parque Nacional es una amenaza potencial para la conservación de determinadas comunidades vegetales, por lo que se estima procedente la erradicación de dicha especie.

La vegetación de las islas atlánticas ha evolucionado en ausencia de grandes herbívoros. Por tanto, carecen de mecanismos adaptativos (producción de toxinas, espinas, etc.) para afrontar la presión de la herbivoría. 

La presencia de estos herbívoros introducidos en el Parque Nacional del Teide está causando daños inadmisibles a las poblaciones vegetales. Algunos miembros de la comunidad científica, ya han dado la voz de alarma sobre este grave problema que reclama soluciones urgentes (López Darias, A Palomares; JL Rodríguez-Luengo y otros, 2016).



OBSERVACIÓN ASTRONÓMICA

La historia de la astronomía en Tenerife data del año 1856, cuando el astrónomo Charles Piazzi Smith realiza varias observaciones, constatando la pureza de sus cielos y erigiendo a Canarias como un “balcón al universo”.

En 1910, el astrónomo Jean Mascart confirma las óptimas condiciones del cielo para los estudios astronómicos, fotografiando por primera vez el cometa Halley desde su observatorio en la montaña del Alto Guajara (2.718 m.), en la pared de la caldera de Las Cañadas.

Ya en los años setenta se construye el actual observatorio, que ubicado en las cumbres de Izaña, se encuentra prácticamente todo el año por encima del “mar de nubes”, quedando fuera del alcance de la contaminación atmosférica y luminosa procedente de los grandes núcleos de población.


Observatorio de Izaña
Foto: María José Ruiz


Junto a las cúpulas del observatorio de astrofísica, se encuentran también en Izaña dependencias para el estudio de la climatología, así como repetidores de telecomunicaciones que aprovechan también las especiales condiciones de la zona (Hernández, Llaría, Reñasco y Velázquez, 2015).



PRÁCTICAS HELIOTERÁPICAS

Desde antiguo se ha venido utilizando el Parque Nacional como lugar apropiado para la práctica de la helioterapia por las especiales propiedades curativas que se atribuye a los baños de sol en su interior. Aunque originalmente era una práctica tradicional popular restringida a los casos de necesidad, el desarrollo turístico de la Isla y el aumento creciente en la dispersión de visitantes hacen necesario regular esta práctica, compatibilizando su ejercicio con la evitación de daños indeseados al medio. Con carácter general, sólo puede practicarse la helioterapia en el paraje conocido como Cañada del Capricho (PRUG, 2002).



CONCLUSIONES

La ocupación y los usos tradicionales en el Parque Nacional del Teide han sido prolongados, llegando hasta la actualidad las señales de los usos que desaparecieron y de aquellos que hoy en día perduran. Tenemos la obligación de replantear estos usos desde los parámetros actuales, utilizando el conocimiento científico, para ordenar las actividades tradicionales respetando el espíritu y el fin de protección del Parque Nacional.


Autoras: Gesa Tamara Kruger y María José Ruiz
Traductor: Víctor Díaz



REFERENCIAS

Arnay de la Rosa, M. Artículo: Aprovechamientos y Actividades tradicionales en Las Cañadas.







López Darias, M; A Palomares; JL Rodríguez-Luengo y otros: “El conejo europeo. Efectos de una especie invasora en Canarias”. InDiferente, 2016, nº22, pp. 168-193


Rodríguez Maza, J.M., 2013. "Autoguía Las Alfombras de La Orotava" Ediciones Le Canarien. Cultania - Gestión integral de la Cultura y el Patrimonio Histórico.

Socorro Hernández, J.S., 2013. Guía de Ascensión al Pico Teide, Ediciones y promociones Saguiro S.L.

martes, 23 de agosto de 2016

Aves marinas nidificantes en las Islas Canarias

Pardela cenicienta (Calonectris diomedea borealis)
Foto: Adrián M. Hdz.


Aves marinas nidificantes en las Islas Canarias


Abstract

Around 346 seabirds species exist worldwide nowadays. In Canary Islands we can see a large number of them but only 11 nest in our islands, being the remainder mostly non-nesting migratory species. Since its formation, the Canary Islands constitute a true strategic enclave for the seabirds reproduction, existing in its islands as well as its islets numerous breeding colonies. According to a Birdlife International survey, the seabirds are currently the most endangered type of bird, which highlights even more the necessity of its study and the conservation and protection of its nesting zones.

Keywords: Seabirds, nesting, upwelling.


Resumen
En todo el mundo existen alrededor de 346 especies de aves marinas. En Canarias podemos observar un gran número de estas, de las cuales sólo 11 nidifican en nuestras islas, siendo el resto en su mayoría especies migratorias no nidificantes. Desde su formación, las Islas Canarias constituyen un verdadero enclave estratégico para la reproducción de las aves marinas, existiendo en sus islas e islotes numerosas colonias de cría. Según un estudio realizado por Birdlife International, las aves marinas son el tipo de ave más amenazado en la actualidad, lo que resalta aún más la gran importancia de su estudio y la conservación y protección de sus zonas de nidificación.

Palabras clave: Aves marinas, nidificación, up-welling.


Adaptaciones de las aves marinas
Las aves marinas constituyen un grupo muy extenso y variado. Se han diversificado tanto, que están presentes en todos los continentes, los ecosistemas, los mares y océanos del mundo. Al pasar grandes períodos de tiempo en el mar, estas aves han necesitado evolucionar, sufriendo algunos cambios fisiológicos como son los siguientes:


La glándula de la sal
Se trata de unas glándulas localizadas en la cabeza, justo sobre los ojos, y desempeñan un papel central en la regulación osmótica iónica. Secretan soluciones salinas muy concentradas iones de Cl- y Na+ y son expulsadas del cuerpo por medio de las fosas nasales del ave. Por lo tanto las aves con glándulas de la sal son capaces de extraer H2O del agua salada circundante y evitar la deshidratación.


Reducción de flujos disipativos
El flujo urinario se reduce para evitar la salida de agua. Generalmente éste flujo urinario es en forma de ácido úrico.


Integumentos de poca permeabilidad
Es una adaptación en la que los integumentos de la piel son poco permeables para evitar la desecación y el escape de agua, siendo una adaptación que permite la impermeabilidad característica de la mayoría de las aves marinas.


Patas palmeadas y en posición retrasada
Actúan como un propulsor que ayuda a éstas aves en la natación. Sin embargo su posición tan retrasada las vuelve muy torpes en tierra y por ello vulnerables a los depredadores.


Biología reproductora
Las aves marinas pelágicas tienen una mortalidad juvenil de alrededor del 90%, complementada con una madurez sexual tardía, que varía según la especie. Su puesta es muy reducida ya que consiste en un solo huevo con períodos de incubación y permanencia del pollo en el nido muy larga.


Corriente fría de las Islas Canarias y su influencia en las aves marinas
En la franja costera cercana al continente africano tiene lugar el fenómeno llamado afloramiento (o up-welling), que consiste en el ascenso de las aguas frías procedentes del fondo oceánico debido al movimiento de rotación terrestre de oeste a este, el cual obliga a dicho ascenso por el efecto del plano inclinado del talud continental africano. Los vientos del este y noreste también contribuyen al up-welling de las aguas por el desplazamiento de las aguas superficiales océano adentro ya que dicho desplazamiento incrementa el ascenso de aguas profundas que van reemplazando las aguas superficiales que se mueven mar adentro. Éstas aguas profundas y frías se caracterizan por ser muy ricas en nutrientes, lo cual conlleva a un desarrollo de la producción de fitoplancton, y consecuentemente una mayor presencia de otras especies marinas en las costas saharianas, entre ellas, peces de los que se alimentan estas aves. Su grado de afección es más notable en las costas de Lanzarote y Fuerteventura, disminuyendo a medida que se aproxima a las islas más occidentales.


Poblaciones actuales de aves marinas nidificantes en Canarias

Familia
Nombre común
Nombre científico
Hydrobatidae
Paíño pechialbo
Pegalodroma marina
Paíño europeo
Hydrobates pelagicus
Paíño de Madeira
Oceanodroma castro
Laridae
Gaviota patiamarilla
Larus cachinnans atlantis
Gaviota sombría
Larus fuscus
Phaethontidae
Rabijunco etéreo
Phaethon aethereus
Procellariidae
Petrel de Bulwer
Bulweria bulwerii
Pardela pichoneta
Puffinus puffinus
Pardela cenicienta
Calonectris diomedea borealis
Pardela chica
Puffinus assimilis
Sternidae
Charrán común
Sterna hirundo L.
Tabla: Poblaciones actuales de aves marinas nidificantes en Canarias
Fuente: Elaboración propia


Paíño pechialbo (Pegalodroma marina hypoleuca)
De los paíños presentes en aguas españolas, el pechialbo es único por su coloración (con cara y partes ventrales de color blanco), y por su silueta de vuelo (alas más anchas y redondeadas y patas sobresalientes notablemente sobre la cola). Su nidificación en Canarias se constató hace unas pocas décadas, concretamente en 1987 en el islote de Montaña Clara (Martín et al., 1989) y posteriormente en Alegranza (Rodríguez et al., 2003). La estima más reciente de ésta especie en Canarias es de unas 50 a 70 parejas (Birdlife International, 2004). Su tendencia en Canarias puede verse incluso incrementada en los últimos años (Rodríguez y Moreno, 2004). En España es el único lugar donde nidifica, aunque también lo hace en Salvajes (Portugal).


Paíño europeo (Hydrobates pelagicus)
Es el más pequeño de los miembros de éste grupo de aves marinas presentes en aguas españolas, teniendo el tamaño de un gorrión común. Su coloración general es oscura, destacando el obispillo y una franja ancha bajo las alas por su color blanco. Las patas no asoman tras la cola, de perfil recto. Debido a que es una especie muy sensible a la predación por ratas y gatos, las colonias de cría existentes se asientan en islotes o tramos de costa bastante inaccesibles y libres de éstos de depredadores. Se reparte en dos grandes núcleos que incluyen los roques de Salmor y los islotes orientales del norte de Lanzarote. Presente también en La Graciosa, Lobos, Tenerife y La Gomera aunque sus poblaciones son mucho más escasas. Su población canaria fue estimada en más de 1000 parejaspor (Nogales et al., 1993).


Paíño de madeira (Oceanodroma castro)
Ave marina de pequeño tamaño, aunque relativamente grande dentro del grupo de los paíños, que presenta una cola levemente ahorquillada y el obispillo de color blanco. Especie descubierta como nidificante invernal en Canarias en la década de 1980 (Martín et al., 1984), concretamente en los Roques de Anaga, donde se mantiene la colonia más importante de Canarias con unas 100 parejas. Su área de distribución como reproductor también incluye Montaña Clara, Alegranza, Lobos, Lanzarote, siendo probable en el resto de islas. En la actualidad en Canarias se estiman unas 550-600 parejas (Concepción, 2004).


Gaviota patiamarilla (Larus cachinnans atlantis)
Es un ave grande de patas amarillas, pico amarillo-anaranjado y anillo ocular rojo. Dorso de color grisáceo suave y regiones ventrales blancas. Es la gaviota mas abundante y de mayor distribución de Canarias, pues nidifica en todas las islas e islotes, y en la mayoría de los roques costeros, incluso en algunos de pequeña entidad (Martín y Lorenzo, 2001). Recientemente el número de parejas ha sido cuantificado en 2500-10000 (Birdlife International, 2004), aunque algunos estudios de campo constatan la presencia de un mínimo de 7000 parejas.


Gaviota sombría (Larus fuscus)
Gaviota de tamaño grande y dorso muy oscuro. No hay dimorfismo sexual. Su plumaje definitivo es blanco en las regiones ventrales y de intenso color gris en las ventrales, mientras que las patas y el pico resultan de un color amarillo vivo, al igual que el iris, que luce un anillo ocular rojo. Su nidificación solo ha sido confirmada en fechas recientes y en Alegranza y Montaña Clara (Grande y Palacios, 2002; Martín et al., 2002; Rodríguez et al., 2003). Teniendo en cuenta los datos expuestos por Rodríguez et al. (2003), la población canaria estaría formada por unas 15 parejas (Birdlife International, 2004).


Rabijunco etéreo (Phaethon aethereus)
Son aves marinas de tamaño medio que se parecen superficialmente a gaviotas y que presentan color blanco, alas largas y estrechas, y una cola prolongada en los adultos por una especie de rabo (el par central de rectrices, más largo que el resto). Mide aproximadamente 1 metro de longitud, incluyendo las largas plumas de la cola, y 700 gramos de peso. Existían referencias de su anidamiento en acantilados costeros de La Gomera (Korn, 1989), pero no pudo ser confirmada hasta 2007 en El Hierro (Trujillo y Rodríguez, 2009) cuando se descubrió un nido con un adulto y un polluelo. Se ha encontrado criando en la isla de El Hierro a una pareja que se reprodujo con éxito durante los meses de octubre y noviembre de los años 2007 y 2008, siendo estos los primeros datos de cría de rabijunco etéreo para el territorio nacional (Trujillo y Rodríguez, 2009). Recientemente (Mayo de 2016), se confirmó la reproducción de esta especie en Fuerteventura tras las observaciones iniciadas en 2014 y 2015, confirmándose también la presencia de al menos 8 parejas criando en el mismo lugar, observándose hasta 20 ejemplares. Estos últimos datos apuntan sin duda a una expansión de esta especie en las Islas Canarias.


Petrel de bulwer (Bulweria bulwerii)
Ave marina pelágica grácil, con larga cola y amplias y estrechas alas. Posee color marrón oscuro en todo el cuerpo, a excepción de una franja más clara formada por las plumas supracobertoras alares. Esta especie visita Canarias entre mediados de abril y octubre (Martín & Lorenzo, 2001). Una vez concluida la reproducción, abandonan las islas con destino a las aguas del Atlántico occidental, concretamente a la franja marítima comprendida entre Venezuela y Brasil, si bien hay individuos que se mueven hacia la vertiente oriental, alcanzando el golfo de Guinea (Martín & Lorenzo, 2001). Estos últimos años se descubrieron en Gran Canaria varios nidos gracias a los datos del radio-seguimiento de varios ejemplares, por lo que Fuerteventura es la única isla de la que se tiene constancia de que no nidifican. En 1990 realizaron la primera estimación poblacional, en la que consideran unas 1000 parejas nidificantes en Canarias (Hernández et al., 1990). De ellas, un tercio se concentraban en los Roques de Anaga (Tenerife). Además de roques e islotes, habita en sectores acantilados de ciertas islas como La Gomera, existiendo pruebas de nidificación dudosa tierra adentro en Tenerife (V. Martín & Lorenzo, 2001). Hallazgos recientes han puesto de manifiesto la existencia de una importante población en barrancos del sector occidental de las isla (Luzardo et al., 2008) quienes calcularon varios centenares de parejas, lo que apunta a que en el pasado estas pequeñas aves pudieron haber habitado un área mucho mayor de lo considerado hasta ahora.


Pardela pichoneta (Puffinus puffinus)
Pardela de tamaño mediano, uniformemente muy oscura en su parte superior, lo que produce un marcado contraste con sus partes inferiores, completamente blancas (a excepción de un estrecho borde en la parte posterior de las alas). Las alas no asoman tras la cola, por lo que ésta termina en ángulo recto. Tiene cabeza pequeña, con pico fino y largo, y con una media luna blanca tras la mejilla oscura. Su nidificación en Canarias se constató en el año 1987, en La Palma (Martín et al., 1989) y pocos años después, en Tenerife (Hernández et al., 1990). En ambos casos su población era muy reducida y actualmente es probable que su población sea todavía más escasa, a juzgar por los datos de Rodríguez et al. (2008). Es un ave nidificante estival, presente en aguas canarias principalmente entre los meses de febrero y septiembre (Martín & Lorenzo, 2001). Suelen anidar en laderas y paredes de barrancos cubiertos por bosques de monteverde (Martín et al., 1989; Martín & Lorenzo, 2001). La estima más reciente para el conjunto de la población de Canarias es 250-1000 parejas (BirdLife International, 2004).


Pardela cenicienta (Calonectris diomedea borealis)
Ave marina de gran envergadura, siendo la mayor de las pardelas presentes en Europa. Su cabeza es robusta y redondeada. La coloración en general es apagada, con colores pardo grisáceos en las zonas superiores que llegan hasta la zona inferior del pico. Por debajo luce color blanco. Se trata del ave marina pelágica más numerosa y mejor distribuida de Canarias, ocupando todos los roques e islotes así como acantilados costeros de todas las islas. No es fácil evaluar la población de distribución tan amplia y dispersa en sectores acantilados de difícil acceso, aunque se han realizado estimas para Lobos y Montaña Clara (unas 1000 parejas en cada caso), Alegranza (8000-10000 parejas). También existen estimas antiguas realizadas en 1980 en las que se estiman unas 30000 parejas en Canarias (Martín et al., 1987). Está presente en Canarias en el período reproductor, entre mediados de febrero y finales de octubre, si bien en los meses invernales que restan hay citas ocasionales (Martín et al., 1987; Lanzadera, 1994; Martín & Lorenzo, 2001). Estas poblaciones migran de forma mayoritaria a las costas de Sudamérica (Mougin et al., 1988), conociéndose algunos casos de aves anilladas en Canarias que han sido recuperadas en los mares de Brasil (Martín & Lorenzo, 2001).


Pardela chica (Puffinus assimilis)
Pardela de pequeño tamaño, de coloración similar a la pardela pichoneta, aunque exhibe una silueta marcadamente más compacta. La coloración de las zonas superiores es oscura, con el borde posterior de las plumas de vuelo claro y tenue. Por abajo es blanca. Ave de carácter solitario que ocupa grandes sectores acantilados (además de roques e islotes) y de llegada irregular a las colonias de cría durante la noche, lo que las hace difíciles de observar. Su nidificación en ciertas islas se ha comprobado en los últimos años, como por ejemplo en El Hierro (Rodríguez & Padilla, 2006). Se ha supuesto (Martín et al., 1987) una población, de manera tentativa, inferior a las 400 parejas, aunque la prospección del considerable sector acantilado de La Gomera, en cuyas aguas se observan con cierta frecuencia, podría arrojar cifras superiores. No se ha confirmado su reproducción tierra adentro, aunque este hecho podría tener lugar (Martín & Lorenzo, 2001), tal y como acontece con los efectivos de Cabo Verde (Bourne, 1955; Naurois, 1969; Hazevoet, 1995). Su tendencia poblacional en las islas es regresiva, debido a distintos factores de amenaza.


Charrán común (Sterna hirundo)
Charrán de mediano tamaño, de coloración general pálida, con el dorso y alas de color gris claro, el obispillo blanco y la cola también blanca bastante ahorquillada. El adulto en verano presenta el capirote negro en su totalidad, el pico rojo con la punta negra y las patas rojas, mientras que en invierno, la frente es blanca y el pico adquiere un color oscuro. Se trata de una especie muy abundante en el pasado, que sufrió una drástica reducción de sus poblaciones, desapareciendo importantes colonias. Las estimas realizadas en 1987 cuantifican unas 38-51 parejas; sin embargo, en los años siguientes se han calculado en torno a 50-93 parejas (BirdLife International, 2004), sufriendo variaciones entre distintas temporadas y en diferentes islas, aumentando el número de parejas criando de forma puntual en Gran Canaria y Tenerife.


Autores: David Acosta y Gabriel Garrido
Traductor: Víctor Díaz


REFERENCIAS

Clarke, T., 2006. A field guide to the birds of the Atlantic Islands. Canary Islands, Madeira, Azores, Cape verde. Christopher Helm.

Delgado, G., Martín, M. Nogales, V., Quilis, E. Hernandez & O. Trujillo, 1992. Distribution and populatiuon status of the Herring Gull Larus argentatus in the Canary Islands. Seabird 14: 55-59.

García del Rey, E. & F. J. García Vargas, 2013. Rare Birds of the Canary Islands. Lynx Edicions. Barcelona.

Lorenzo, J.A (Ed.), 2007. Atlas de las aves nidificantes en el archipiélago canario (1997-2003). Dirección General de Conservación de la Naturaleza, Sociedad Española de Ornitología. Madrid.