viernes, 26 de agosto de 2016

Usos tradicionales en el Parque Nacional del Teide

Parque Nacional del Teide
Foto: María José Ruiz


Traditional uses in the Teide National Park

Abstract

We expose a brief compilation of the traditional uses in Teide National Park. Some of this practices are currently at disuse, e.g. the muleteers, the summit routes or the snowfields (“neveros”). However the pasturage, the charcoal generation (“carboneo”) or the sulfur and lapilli extractions have been forbidden due to the large impact caused.

Notwithstanding, there are nowadays remained traditional uses in the national park which are allowed according with the 153/2002 decree (24 of October) in order to approve the Use and Management Rector Plan (“PRUG”) such as the apiculture, the sand extraction, the hunting, the astronomical observation or the heliotherapic practices.

Keywords: Traditional uses, Teide National Park, muleteers, summit routes, pasturage, apiculture, charcoal generation (“carboneo”), snowfields (“neveros”), sulfur extraction, pumice and sand extraction, hunting, astronomical observation, heliotherapy practices.


INTRODUCCIÓN
Presentamos una somera recopilación de los usos tradicionales en el Parque Nacional del Teide. Algunas de estas prácticas en la actualidad están en desuso como los arrieros, las rutas de cumbre o los neveros. Otras se han terminado prohibiendo por el gran impacto que suponían, como el pastoreo, el carboneo o las extracciones de azufre y lapilli. 

No obstante, hay usos tradicionales que han llegado hasta nuestros días y que están permitidos según el Decreto 153/2002, 24 octubre, por el que se aprueba el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional del Teide (PRUG), como la apicultura, la extracción de arenas, la caza, la observación astronómica o las prácticas helioterápicas.

Palabras clave: Usos tradicionales, Parque Nacional del Teide, arrieros, rutas de cumbre, pastoreo, apicultura, carboneo, neveros, extracción de azufre, extracción de piedra pómez y arenas, caza, observación astronómica, prácticas helioterápicas.



LOS ARRIEROS Y LAS RUTAS DE CUMBRE

Las antiguas rutas de cumbre que atravesaban la zona de Las Cañadas fueron hasta el siglo XIX vías fundamentales de comunicación e intercambio de productos entre el norte y el sur de la isla de Tenerife.

Una de esas rutas más representativas era el "Camino de Chasna" cuyo recorrido iba desde La Orotava, subía hacia la cumbre, atravesaba Las Cañadas del Teide por la zona conocida como "Siete Cañadas" y llegaba hasta Vilaflor, en la comarca de Chasna, en el sur de la isla.

La zona de "Siete Cañadas", se convirtió también en un "centro de comunicación" y punto de encuentro e intercambio de arrieros del norte y del sur de la isla.

Los arrieros se ayudaban de bestias cuyos lomos transportaban varios tipos de productos, entre ellos: gofio, granos, semillas de papas, leña, carbón, etc. Estos arrieros ejercían por cuenta propia o a cambio de un salario, realizando el transporte de mercancías requerido. 

Este oficio llegó a tener alguna que otra especialización entre la que destacamos la de los "cochineros" que procedían mayoritariamente de Icod el Alto y ejercían la venta ambulante de lechones por toda la isla. Solían usar caminos conocidos, practicados también por pastores y carboneros.



PASTOREO

Las Cañadas era una zona de pastos muy importante dentro de los circuitos de trashumancia. En la época aborigen, los guanches conducían sus ganados hasta esta zona que era comunal, buscando los mejores pastos y reuniendo los rebaños provenientes de los distintos menceyatos.

Tras la conquista de la isla de Tenerife (1496) y la colonización se introducen cambios en el sistema de pastoreo aborigen. Durante los primeros años de colonización aumentó la carga ganadera, al abundante ganado guanche (arrebatado por el Adelantado) se sumó la proliferación del ganado mayor introducido (vacuno y caballar). La ganadería junto con la agricultura se convirtieron en los pilares de la economía de la isla.

En el siglo XVI el aumento de las tierras de cultivo fue favorecido en detrimento de la actividad pastoril de ganado menor, en zonas comunales.

A partir de 1541, se fueron relegando las prácticas de pastoreo del ganado menor a los montes, cumbres y zonas despobladas de la isla. De esta manera, Las Cañadas llegó a ser una de las zonas de pastoreo tradicional más importante de la isla de Tenerife, en la que se practicaban dos modalidades:

Pastoreo de cabras sueltas: Sistema de pastoreo dominante, según la tradición oral. Favorecido por la topografía de Las Cañadas y por el teberite, costumbre de marcar el ganado en la oreja para poder identificarlos fácilmente.

Zonas de ocupación: Los pastores con sus rebaños se asentaban en las cañadas y llanuras que encontraban según ascendían a la cumbre.

A lo largo del invierno los rebaños aprovechaban los pastos de zonas costeras y de medianías. La subida a Las Cañadas se llevaba a cabo desde finales del mes de junio, permaneciendo en la cumbre hasta las primeras lluvias de los meses de septiembre/octubre.

En el siglo XIX el pastoreo de suelta desaparece y los ganaderos practican una gestión cada vez más controlada. Con la declaración del Parque, en 1954, se suprime la actividad ganadera en este espacio natural, al considerarse contraria a los objetivos de conservación y protección de la vegetación.

En la actualidad, podemos rememorar el pastoreo de Las Cañadas gracias a los numerosos restos de cabañas de pastores y antiguos corrales de ganado presentes en la zona.

Algunos de los problemas más destacados provocados por el pastoreo en el Parque Nacional del Teide antes de su total prohibición, fueron: 

● La eliminación de vegetación, especies como el tajinaste rojo (Echium wildpretii) estuvo al borde de la extinción.

● La erosión debido al constante ramoneo y pisoteo ejercido por el ganado. 

● El desplazamiento y competencia de otras especies de vertebrados e invertebrados autóctonos por la desaparición de sus medios de refugio y alimentación (Rando, 2014).



APICULTURA

La apicultura en el Parque Nacional del Teide tiene una larga tradición. Las ordenanzas, dictadas por el Concejo en el siglo XVI, que prohibían el establecimiento de colmenas en las zonas de viñedos, favorecieron el desarrollo de la apicultura en Las Cañadas del Teide.

Desde el siglo XVIII existe documentación del aprovechamiento en las Cañadas del Teide de la intensa floración de la retama y del codeso.

Se solía practicar por los mismos pastores que ascendían en la trashumancia. Se emprendía a partir del 3 de mayo, día de la Cruz, hasta que empezaba a llover y arreciaba el frío. Las llevaban a la retama o al poleo, zona ubicada en cotas más bajas.

Se transportaban a través de caminos primitivos y ancestrales, “a lomo” (los hombres al hombro y las mujeres a la cabeza), o en carro, sobre bestias equinas o en camellos. 

Cada cierto tiempo se les daba vuelta, surgiendo, a partir de los años cuarenta del pasado siglo, la figura del cuidador, personaje que vivía en el propio colmenar, cobrando un tanto por cada una de las colmenas que vigilaba.

Las colmenas tradicionales o corchos se construían con troncos ahuecados de palmeras, pinos, mocanes y dragos principalmente. Para acondicionar el suelo se colocaban lajas y sobre ellas, se asentaban verticalmente las colmenas. En el Parque aún pueden encontrarse restos de antiguos “asientos de colmenas” formados por lajas y protegidos por muros de piedra.

En la actualidad, la apicultura sigue realizándose en el Parque Nacional del Teide. La explotación de la retama del Teide (Spartocytisus supranubius) se inicia sobre el mes de mayo permaneciendo las colmenas hasta el mes de agosto si la floración lo permite.

En el Parque Nacional del Teide se autoriza, cada primavera, la introducción de unas 3000 colmenas de abeja doméstica (Apis mellifera, Apidae). Esto implica que unos 100 millones de abejas melíferas compiten por néctar y polen con la fauna polinizadora nativa (insectos, aves y lagartos) de este ecosistema peculiar de alta montaña. 

Si tenemos en cuenta que A. mellifera es considerada como un polinizador poco eficaz, la masiva presencia de abejas domésticas puede además incidir negativamente tanto en la producción de frutos y semillas como en la viabilidad de las semillas y el vigor de las plántulas.


Abeja doméstica polinizando un rosalillo de cumbre (Pterocephalus lasiospermus)
Foto: María José Ruiz


La diversidad de polinizadores disminuye sustancialmente tras la introducción de A.mellifera. Además, se detecta una reducción significativa en la eficacia reproductiva de las plantas frecuentemente visitadas por A. mellifera (Echium wildpretii, Spartocytisus supranubius). 

Por todo ello, el equipo de investigación liderado por Alfredo Valido recomienda eliminar completamente la presencia de colmenas en el interior del Parque Nacional del Teide con el fin de proteger su flora y fauna endémica (Valido, Rodríguez y Jordano, 2014).



ACTIVIDADES EXTRACTIVAS


Carboneo

El uso de carbón vegetal como fuente de energía a partir de su elaboración en carboneras u hornillas era frecuente en la isla hasta hace poco tiempo.

La elaboración del carbón se realiza en las "carboneras", apilamientos de troncos pequeños cubiertos de tierra, en los que se lleva a cabo la combustión lenta de madera en ausencia de aire.

Se sabe que a partir de la declaración del Parque Nacional, se llevaba a cabo el carboneo furtivo en zonas de las más protegidas en Las Cañadas. 

Compartir las tareas agrícolas con la recogida de leña, cisco, y la elaboración de carbón era una práctica habitual que se incrementó de forma alarmante durante épocas de crisis, aumentando así un tráfico ilegal de intercambio de carbón por trigo en caletas y playas apartadas.

Había una gran demanda de leña y carbón por parte de las islas orientales que carecían de zonas boscosas.

A la explotación habitual de la zona de Monteverde pronto se sumaría la zona extensa del retamar de cumbre de la que era muy apreciada la leña y el cisco (hojas, ramas, cortezas secas y otros despojos de las plantas) de la retama (Spartocytisus supranubius). El cisco también se usaba como abono natural en las fincas de plátanos emergentes en la zona costera del Valle de La Orotava.

Las consecuencias destructivas del paisaje que ocasionaba el excesivo carboneo aparecen en muchas descripciones de distintos viajeros que realizaban su ascensión al pico del Teide.

A partir de los años cuarenta comiezan las primeras investigaciones arqueológicas en Las Cañadas y se confirma la existencia de varias carboneras en sitios ocultos al público debido a la furtividad del carboneo.

La información sobre denuncias y multas por estas actividades clandestinas es amplia y está recogida principalmente en el Archivo Municipal de La Orotava.




Se dispone de documentación sobre los inicios de esta práctica, que data de los siglos XVIII y XIX. Esta actividad extractiva se combinaba a veces con la recogida de azufre.

Los "neveros" que así se les conocía popularmente, subían a buscar nieve o hielo a Las Cañadas, para satisfacer la demanda de las clases acomodadas de La Orotava y principales ciudades de Tenerife, además de al creciente turismo que se iniciaría en el Puerto de la Cruz años más tarde.

Se usaría para elaborar sorbetes y helados de distintos sabores. Se distribuían principalmente en La Orotava, Puerto de la Cruz e incluso llegaban hasta Santa Cruz de Tenerife. Hay citas de que se llegó a exportar hielo a Gran Canaria y a La Palma. Otro uso reconocido sería con finalidades terapéuticas como antiinflamatorio.

El ascenso a la zona de la cumbre se haría por el conocido "Camino de Chasna" que va desde La Orotava hasta la comarca de Chasna en el sur de la isla.

Una vez cargado, se transportaba el hielo y la nieve a lomos de bestias, habitualmente mulas, en cestos grandes o "barcas" (cada una con una capacidad de hasta 50 kg según fuentes orales). El hielo se cubría con grandes cantidades de sal común y hojas de helechos con la finalidad de intentar conservarlo hasta el lugar de destino retardando lo más posible la descongelación. 

A mediados del siglo XIX hay noticias sobre la construcción de estructuras artificiales. Se excavaban pozos que se llenaban manualmente con nieve en invierno para que esta se conservase hasta el verano, época en la que aumentaba la demanda de helados y sorbetes. La nieve depositada en estos pozos se tapaba con ramajes y varias capas de piedra pómez o picón basáltico para, de nuevo, ayudar a su conservación hasta la época estival.


Pozo de nieve
Foto: Samuel García


Los pozos de hielo en Izaña era una de las zonas habituales a la se acudía para extraer hielo. Hoy en día, dado su incalculable valor etnográfico, forman parte de los Bienes de Interés Cultural (BIC) de las Islas Canarias desde el decreto 25/2009 de 3 de marzo. En este enclave, la nieve se podía conservar aproximadamente 6 meses y en ocasiones hasta todo el año. 

"Las Grietas" oquedades o grietas de varios metros de profundidad situadas al pie del Teide, era otra zona habitual para la extracción de hielo.

La Cueva del Hielo, a más de 3200 m de altitud, es uno de los lugares de extracción de hielo más conocidos. Se subía Montaña Blanca y se accedía a esta cueva cuando se agotaban los recursos en las otras zonas más bajas. Aquí, se conservaba el hielo de manera natural prácticamente todo el año. 

El acceso a esta zona era mucho más complicado por la altura a la que se encuentra y por estar en medio de coladas difícilmente transitables, sin camino habilitado. Se trata de un tubo volcánico de unos 55 m que se encuentra en una colada inferior pero pertenece a la erupción de Lavas Negras.

Esta cueva, en antiguas expediciones era un punto de parada. El hielo se acumulaba por caída directa de nieve y por agua infiltrada a través de las grietas, constituyendo así una reserva natural de agua. En los últimos años, por motivos de conservación solo se puede acceder a ella con un guía del Parque y con motivo de un estudio científico, entre otros.

Estas actividades extractivas, no estaban exentas de riesgos. Distintas personalidades entre ellos viajeros, naturalistas y científicos narraban en sus relatos sobre la ascensión al Pico del Teide la existencia de varias cruces de madera en el Teide que representaban a trabajadores (probablemente neveros o azufreros) que habían fallecido debido a las duras condiciones en esta zona.

Los neveros, desaparecerían con la aparición progresiva de las fábricas de hielo.



Extracción de azufre

De la conquista de América se adoptó la creencia de la asociación entre montañas y la existencia de oro o plata, pero en el entorno del pico del Teide se encontró otro elemento, el azufre.

El aprovechamiento de los depósitos de azufre en el entorno del pico del Teide está documentado desde el siglo XVI. Estos depósitos, se originan a partir de las emanaciones sulfúricas del pico y el azufre se queda depositado sobre las rocas dando una coloración amarillo-verdosa. También se detecta la presencia de azufre en el aire por su olor característico a huevos en estado de descomposición.

Los azufreros extraían este elemento como una ocupación temporal, complementaria económicamente a labores de campo.

En los Acuerdos y Datas del Cabildo sobre explotaciones mineras aparece una concesión del 17 de febrero de 1511 que otorga los derechos de explotación del azufre a Diego de Mesa (regidor), para uso propio, pero también para exportar fuera de la isla y venderla.

A finales del siglo XVI los derechos de explotación sobre la mina de azufre se conceden a la corona de Castilla.

En el siglo XVIII José de Viera y Clavijo mencionaba que el Teide era rico en azufre, dato que coincidía con otras muchas fuentes consultadas. 

En los últimos años del siglo XIX varias empresas se interesaban por explotar legalmente el azufre. 

En 1887 se arregló el camino que llevaba desde Altavista hasta La Rambleta para facilitar el transporte del material extraído. Ya que, era conocida la dureza del trabajo por las condiciones del entorno (sobre todo el clima y la altura que implicaba la menor presión de oxígeno presente en el aire). Por las condiciones, la extracción se realizaba en un periodo relativamente corto de tiempo, desde finales de primavera a finales de verano. En esta época, también se construyó una caseta en esta zona para que los azufreros pudiesen pasar la noche ahí.

En ese mismo año, 1887, se concede el permiso para la extracción de azufre del Teide a la empresa Nuestra Señora de la Salud del Teide. Sólo duró hasta 1893 ya que el acceso era difícil y la rentabilidad económica baja.

Desde 1898 hasta 1918 fue Miguel Díaz LLanos con la empresa La Tinguaro el que realizaba la extracción. Según Fernando Sabaté, la extracción de azufre cobró mayor importancia en los años de la Primera Guerra Mundial cuando se interrumpió el abastecimiento desde Europa. Sufriendo el cráter del Teide en estos años la mayor alteración de su fisionomía. Después de 1918, no se volvió a efectuar ninguna explotación comercial del azufre, por oposición de la corporación Orotavense.

De los usos industriales o en la vida cotidiana del azufre destacaremos los siguientes: 
  • Fertilizante.
  • Elaboración de la pólvora negra relacionada también con la pirotecnia. A destacar, la familia Toste en Los Realejos, con sus populares fuegos artificiales de las Fiestas de Mayo, que cuando se fundó la empresa la llamaron "Foguetería El Teide" precisamente. 
  • Fabricación de fósforos.
  • Insecticidas.
  • Medicina.
  • Física experimental.
  • Química.
  • Mechas para la conservación e higiene de barricas y toneles de vino.
Se nombra el tratamiento en las viñas de plagas de Oidium, un hongo introducido en el siglo XV en Canarias. Aunque hay fuentes que informan que el azufre usado en este caso no procedía del Teide sino de Italia y Francia.



Extracción de piedra pómez

El lapilli está formado por magma proyectado al aire desde bocas eruptivas. El lapilli basáltico suele ser negro o rojo y se conoce como “picón”. En erupciones ácidas el lapilli es de color claro, muy gasificado y llega a ser más ligero que el agua. Se le conoce como “piedra pómez o zahorra”.


Picón negro
Foto: María José Ruiz


Destacaremos, el uso que se hace de este material en la construcción, o en las plantaciones de las fincas, depositándolo sobre el suelo, para ayudar a retener la humedad. Esta práctica, es muy común en el sur de la isla.

Como dato aportado por vecinos de La Orotava, en la Cruz del Martillo a mediados del siglo XX, se encontraba lo que ellos llamaban la fábrica de piedra pómez. Aquí, se elaboraban los polvos Vim, moliendo la piedra pómez. Estos eran muy abrasivos y se usaban para quitar la suciedad (y el ennegrecimiento por el fuego) y dar brillo a los calderos con gran efectividad. La única pega era que solían tupir los desagües. 

Antiguamente la piedra pómez se extraía en cantidades muy pequeñas debido a la dificultad que conllevaba. El primer intento de conseguir autorización para extraer piedra pómez fue en 1884. 

Y en 1893 se inició la extracción en el Llano de Ucanca y en la Estancia de las Retamas. En los primeros años del siglo XX la extracción aumentó muchísimo y significaba una gran fuente de ingresos para el Ayuntamiento de La Orotava.

Unos 100 trabajadores, que normalmente eran de La Orotava pasaban las noches en casetas de madera en Las Cañadas. Hasta que, en los años cuarenta, con el desarrollo de la carretera, mejoraron también los medios de transporte y podían bajar a sus hogares. 

Al mismo tiempo, se incrementó la demanda de material y esta actividad extractiva aumentó tanto que se convirtió en un serio problema para el paisaje y ecosistema de esta zona

En 1954 se declaró como Parque Nacional del Teide y aun así muchas compañías continuarían con la explotación minera en un área más reducida.

En 1965 algunas de estas empresas se asocian como Hersian Minas del Teide S.A. En 1970 solicitan renovar la concesión por 90 años, pero esta renovación se solicitó fuera del plazo fijado por la ley vigente de minas. Y hubo razones de peso para iniciar protestas en contra de esta renovación: el gran deterioro paisajístico y ecológico que ocasionaba esta extracción en el Parque. 

Ya en 1979 con la llegada de la democracia y con la elección del primer alcalde de La Orotava, Francisco Sánchez García, se ordenó a Hersian Minas del Teide S.A. que detuviera la actividad de extracción de piedra pómez en Las Cañadas. 

Paralelamente, se iniciaron varios movimientos ecologistas y entre ellos el MEVO (Movimiento Ecologista del Valle de La Orotava). Organizaron manifestaciones y actividades de protesta impidiendo el acceso de trabajadores a la zona de extracción. Entre los manifestantes se encontraban Néstor Padrón (diputado del PSOE), Francisco Rodríguez Barreda (MEVO) y Juan Pedro Hernández (asociaciones ecologistas). Estos hechos llegaron a los medios de comunicación nacionales.

Finalmente se entregó el decreto de la alcaldía y la orden judicial que detenía la actividad extractiva. La explotación se canceló definitivamente con la entrada en vigor de la ley 5/1981 de reclasificación del Parque Nacional que prohíbe todo tipo de trabajo de búsqueda y extracción de sustancias minerales.



Extracción de arenas

En cuanto a las arenas extraídas en el Parque comentamos primero un poco los inicios o antecedentes.

En 1847 se realizó la primera alfombra sobre adoquines de una calle de La Orotava. El motivo, Leonor del Castillo proveniente de Las Palmas de Gran Canaria y que contrajo matrimonio con Antonio Monteverde, natural de La Orotava, quería recuperar el esplendor de la festividad del Corpus Christi en esta ciudad, inspirada por las alfombras que se hacían en su isla natal. Algunos autores dicen también, que se inspiró en una región de Italia por un libro que llegó a sus manos traído de dicho país.

La primera alfombra se realizó con pétalos de flores deshojadas y esta iniciativa pronto fue imitada por distintas familias orotavenses pertenecientes a la Aristocracia. Podemos nombrar a la familia Lercaro, los Machado, Díaz Flores y Brier entre otros.

En 1882 un trabajador de la familia Monteverde de apellido Valladares, se ayudó de un aro de tonel de vino como molde para rellenarlo de pétalos de flores dando lugar al llamado “corrido”. 

El destino de estas bellas alfombras no es otro que ser pisadas por la procesión que transporta al Corpus Christi al atardecer.

Ya en 1912 comenzaría la tradición de realizar una alfombra exclusivamente con arenas de Las Cañadas del Teide en la plaza del Ayuntamiento de La Orotava. Y el recorrido de la procesión se modifica un poco para abarcar este emplazamiento también.

El alfombrista más prestigioso del momento, Felipe Machado sería el encargado de esta alfombra. Se usaron flores, tierras volcánicas, troncos vegetales, conchas marinas y hojas. Incluso al principio, se usaron también cereales y legumbres, pero la humedad hacía que los granos germinaran y atraían a palomas y otras aves. Suponía una gran superficie que ya no se podría terminar en un día como las otras alfombras. Hoy en día, se comienza semanas antes cubriendo la plaza con una enorme lona para proteger la alfombra en caso de lluvia.

En 1947 Felipe Machado decidió utilizar la perspectiva para dar mayor realismo a la alfombra con la corrección óptica. Tal que el espectador tenga el mayor campo visual desde el balcón central del Ayuntamiento. Las figuras entonces “crecen proporcionalmente a medida que se alejan del punto de observación”. 

Por otro lado la riqueza y variedad cromática la introdujo otro gran maestro alfombrista: Pedro Hernández Méndez. A través del hallazgo de tierras blancas que se convertirían en nubes, nieblas y vapores en las alfombras. Existe tal tipo de arenas volcánicas que permiten una gran capacidad artística, una gran variedad de colores en estado puro o mezclados entre sí.

Continuarían Jose González Alonso, Ezequiel de León Domínguez y hoy en día Domingo González Expósito, el director de la academia de dibujo de La Orotava.

En 2007, la alfombra de la plaza del Ayuntamiento apareció en el libro Guinness de los Récords como la mayor alfombra confeccionada con arenas volcánicas.

  
Alfombra 2008, plaza del Ayuntamiento de La Orotava
Foto: Jose Mesa, CC BY 2.0 Flickr


Según fuentes orales, se extraen unos 1300 kg aproximadamente de estas arenas para rellenar esta superficie de unos 950 metros cuadrados. En torno a 20 colores: 2 rojos, 2 amarillos, 2 negros, 3 verdes, 2 violetas, 2 grises, un oro viejo, tres blancos y un marrón. Los colores se mezclan para dar otros y son todos naturales, no se usa pigmento.

El proceso que seguiría a la extracción de arena sería molerla y tamizarla. Para obtener tres tipos de grano: el más fino para tapices y figuras, el mediano para detalles sencillos y el más grueso para los fondos.

Cuando llega el día de ir a extraer la arena, los trabajadores cuentan que siempre van acompañados de personal del Parque. Estos les indican las zonas y la forma de extracción/recolección. Se procura hacer en zonas fuera del Parque o aprovechar los derrubios naturales para deteriorar lo menos posible el entorno. Esta información es confirmada por empleados del Parque: las zonas suelen ser bordes de carretera y pistas aprovechando desprendimientos naturales y de forma manual, sin usar maquinaria. Algunos lugares son Montaña Limón, Izaña y Los Azulejos.

A pesar del impacto que genera en el Parque, este es uno de los usos tradicionales que está permitido actualmente, siendo las alfombras de La Orotava declaradas bien de interés cultural y las fiestas correspondientes Fiestas de Interés Turístico. 

Esta actividad, está recogida en Decreto 153/2002, 24 octubre, por el que se aprueba el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional del Teide (PRUG). Asimismo, se incluye la recogida de flores, que suelen ser de retama, unos 50 kg en total y suben unas 50 personas a recolectarlas aproximadamente según fuentes orales. 

Quedan prohibidas las extracciones de tierras y la recogida de flores de especies vegetales en Zonas de reserva y en Zonas de uso restringido. 



CAZA

La caza como actividad recreativa o como aprovechamiento cinegético de animales silvestres es incompatible con el espíritu y el fin de un Parque Nacional, por las repercusiones que tiene sobre las poblaciones de la fauna y sobre el uso público. No obstante, se autoriza el empleo de artes cinegéticas como herramienta de control de poblaciones de especies introducidas (conejo silvestre y muflón), de acuerdo al Plan sectorial de manejo de herbívoros introducidos. Por ello, anualmente se organizan campañas de control de estas dos especies (PRUG, 2002).

El conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus) es una especie introducida a lo largo del proceso de colonización del Archipiélago, con una excelente adaptación al medio y que no está controlada por predadores naturales, por lo que ha tenido un sólido asentamiento por toda la Isla. 

Tradicionalmente se ha practicado su captura con perro y hurón, hasta el extremo de ser parte del acervo cultural de Canarias, razón por la que su uso se considera tradicional. El control cinegético del conejo silvestre persigue el mantenimiento en unos niveles que no supongan una amenaza significativa para la flora del Parque.

Las poblaciones de muflón (Ovis gmelini musimon) han protagonizado desde su introducción a principios de los años setenta un importante aumento en toda la Isla. Su propagación en el interior del Parque Nacional es una amenaza potencial para la conservación de determinadas comunidades vegetales, por lo que se estima procedente la erradicación de dicha especie.

La vegetación de las islas atlánticas ha evolucionado en ausencia de grandes herbívoros. Por tanto, carecen de mecanismos adaptativos (producción de toxinas, espinas, etc.) para afrontar la presión de la herbivoría. 

La presencia de estos herbívoros introducidos en el Parque Nacional del Teide está causando daños inadmisibles a las poblaciones vegetales. Algunos miembros de la comunidad científica, ya han dado la voz de alarma sobre este grave problema que reclama soluciones urgentes (López Darias, A Palomares; JL Rodríguez-Luengo y otros, 2016).



OBSERVACIÓN ASTRONÓMICA

La historia de la astronomía en Tenerife data del año 1856, cuando el astrónomo Charles Piazzi Smith realiza varias observaciones, constatando la pureza de sus cielos y erigiendo a Canarias como un “balcón al universo”.

En 1910, el astrónomo Jean Mascart confirma las óptimas condiciones del cielo para los estudios astronómicos, fotografiando por primera vez el cometa Halley desde su observatorio en la montaña del Alto Guajara (2.718 m.), en la pared de la caldera de Las Cañadas.

Ya en los años setenta se construye el actual observatorio, que ubicado en las cumbres de Izaña, se encuentra prácticamente todo el año por encima del “mar de nubes”, quedando fuera del alcance de la contaminación atmosférica y luminosa procedente de los grandes núcleos de población.


Observatorio de Izaña
Foto: María José Ruiz


Junto a las cúpulas del observatorio de astrofísica, se encuentran también en Izaña dependencias para el estudio de la climatología, así como repetidores de telecomunicaciones que aprovechan también las especiales condiciones de la zona (Hernández, Llaría, Reñasco y Velázquez, 2015).



PRÁCTICAS HELIOTERÁPICAS

Desde antiguo se ha venido utilizando el Parque Nacional como lugar apropiado para la práctica de la helioterapia por las especiales propiedades curativas que se atribuye a los baños de sol en su interior. Aunque originalmente era una práctica tradicional popular restringida a los casos de necesidad, el desarrollo turístico de la Isla y el aumento creciente en la dispersión de visitantes hacen necesario regular esta práctica, compatibilizando su ejercicio con la evitación de daños indeseados al medio. Con carácter general, sólo puede practicarse la helioterapia en el paraje conocido como Cañada del Capricho (PRUG, 2002).



CONCLUSIONES

La ocupación y los usos tradicionales en el Parque Nacional del Teide han sido prolongados, llegando hasta la actualidad las señales de los usos que desaparecieron y de aquellos que hoy en día perduran. Tenemos la obligación de replantear estos usos desde los parámetros actuales, utilizando el conocimiento científico, para ordenar las actividades tradicionales respetando el espíritu y el fin de protección del Parque Nacional.


Autoras: Gesa Tamara Kruger y María José Ruiz
Traductor: Víctor Díaz



REFERENCIAS

Arnay de la Rosa, M. Artículo: Aprovechamientos y Actividades tradicionales en Las Cañadas.







López Darias, M; A Palomares; JL Rodríguez-Luengo y otros: “El conejo europeo. Efectos de una especie invasora en Canarias”. InDiferente, 2016, nº22, pp. 168-193


Rodríguez Maza, J.M., 2013. "Autoguía Las Alfombras de La Orotava" Ediciones Le Canarien. Cultania - Gestión integral de la Cultura y el Patrimonio Histórico.

Socorro Hernández, J.S., 2013. Guía de Ascensión al Pico Teide, Ediciones y promociones Saguiro S.L.

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