miércoles, 25 de enero de 2017

Sensaciones 25/01/2017

Después de un inicio de año con un tiempo un tanto atípico, volvimos a Las Cañadas del Teide para disfrutar de la decimotercera jornada de campo, adentrándonos en la recta final del Proyecto Lanius. La sensación previa era que el invierno iba a hacer mella en las aves y en nosotros mismos, y que las observaciones y capturas descenderían en esta época del año. Pero siempre hay que dejar abierta la ventanita de la sorpresa, por lo que nos pueda deparar el parque y su avifauna, ya sea por mirar un cedro y encontrar un mirlo capiblanco o bien por mirar al cielo y avistar un abejero europeo. Cuando menos te lo esperas encuentras sorpresas que solo están aquí.

El viernes 20 la guagua nos esperó, como siempre más puntual que nosotros mismos, en La Orotava. Casi siempre le toca a alguien retratarse y está vez me tocó a mí. Tomamos rumbo hacia el Parque Nacional del Teide a las 16:50 h y antes de las 18:00 h estábamos en nuestro destino. El protocolo no cambia: elegir habitación, ordenar la cocina, encender la chimenea, y el selfie de bienvenida.


La mañana del sábado prometía ser gélida y así lo fue. Había que poner a prueba la ropa de abrigo que habían dejado los Reyes Magos en algunas casas de los Lanius, a pesar de ello pocas fueron las manos que se alzaron voluntarias para ir a las sombrías Siete Cañadas. Pese al frío mañanero se censaron bisbitas, canarios, mosquiteros, cernícalos y alcaudones. Y además, el grupo de aventureras que le tocó el censo de El Portillo, durante la búsqueda de un guante perdido, tuvo la suerte de encontrar un fotogénico cernícalo, que se dejó fotografiar por la compañera Sonia, como si fuera el protagonista de una fábula. A continuación mostramos el resultado.


Después del almuerzo sabíamos que el tiempo se iba a complicar, aunque no desistimos. Nos separamos en dos grupos, uno tomó rumbo hacia La Fortaleza y el otro hacia El Portillo, con la finalidad de anillar lo que el tiempo nos permitiera. El resultado fue un éxito, a pesar de que nos volvimos al Pabellón empapados tras un chipi-chipi prolongado. 


Las que no tuvieron tanto éxito fueron nuestras ropas de esa tienda tan conocida. Nos quedo más que demostrado que con ellas el agua nos cala hasta en los huesos. Nuestro coordinador Nico sabe que tenemos la oportunidad de ver y aprender y que en el Lanius 2 vestiremos como Calleja.

La noche del sábado la pasamos junto a la chimenea intentando secar nuestras ropas y ganar un poco de calor, que ni el rancho de la cena pudo aportar a nuestros cuerpos escalofriados.

Al amanecer despertamos todos con un extraño olor a chamusquina, como si hubiésemos pasado la noche junto a una hoguera de San Juan, debido al largo rato que estuvimos junto a la chimenea. En el exterior, las retamas se adornaban de una ligera cencellada y el pico de El Teide había amanecido teñido de blanco, bonita estampa para dar por finalizada la jornada.

Autora: Yasira M. López
Fotos: Sonia Ramos

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