jueves, 7 de julio de 2016

España solo ha cumplido una de las 37 medidas para salvar la biodiversidad

Foto: Samuel García

La pérdida de biodiversidad, es decir, de la variedad genética de especies y ecosistemas, es una de las más grandes amenazas para la supervivencia futura de la Tierra y, en consecuencia, del conjunto de la humanidad. Según las últimas averiguaciones científicas, la actividad del ser humano está causado una degradación tan acelerada de la vida que la tasa de extinción de especies en los siglos más recientes es hasta cien veces superior a la del ritmo habitual del planeta. Por eso, los países de la Unión Europea decidieron poner en marcha en 2011 una estrategia que permitiera “detener en 2020 la pérdida de biodiversidad y la degradación de los servicios ecosistémicos de la UE y restaurarlos en la medida de lo posible”. Pero, a cuatro años de que venza el plazo, España ha hecho poco o nada por conseguirlo.

Según un estudio publicado este miércoles por Ecologistas en Acción, nuestro país ha implementado correctamente sólo una de las 37 acciones contempladas en la estrategia europea, que incluye objetivos de conservación de hábitats y aves, ecosistemas, agricultura y pesca; y de lucha contra especies exóticas invasoras, entre otros.

El punto positivo para España viene por la ratificación del Protocolo de Nagoya, relacionado con los recursos genéticos, aunque los ecologistas advierten de que todavía no se han desarrollado las leyes para llevarlo a la práctica. De las demás medidas, 14 presentan “un retraso en su implementación” que posiblemente impedirá que puedan completarse antes de 2020 y el resto, 22, ni siquiera se han comenzado a poner en marcha.

El resultado hasta ahora es catastrófico. España no va a lograr ese objetivo y no lo va a hacer porque no lo está intentando. No hay voluntad política. La biodiversidad no está en la agenda”, ha denunciado Theo Oberhuber, coautor del informe y responsable de Conservación de la Naturaleza de Ecologistas.

Aunque la ONG reconoce que se han producido avances, como la recuperación de algunas especies emblemáticas o la redacción de planes de gestión para los espacios de la Red Natura 2000, destaca que entre las 22 acciones sin implementar hay varias que se consideran las más importantes de la estrategia: la integración de la biodiversidad en las políticas sectoriales, la lucha contra las especies exóticas invasoras y la reducción de las causas indirectas de la pérdida de biodiversidad (políticas económicas, comerciales o de desarrollo).

En algunos casos, incluso, se están tomando medidas que van a contracorriente de lo aprobado por Europa, como el empleo de subvenciones para fondos contrarios a la biodiversidad.

“Necesitamos un cambio de 180 grados en las políticas de medio ambiente, que son todas las políticas. Seguir hablando de crecimiento económico en un planeta finito es un disparate. El objetivo económico está justificando la destrucción de la biodiversidad”, ha señalado Oberhuber.

Entre sus recomendaciones, la ONG pide, precisamente, “renunciar al objetivo de crecimiento económico duradero”, además de condicionar todas las políticas sectoriales al objetivo de la biodiversidad, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la aprobación de un plan de emergencia y presionar a la UE para que priorice la conservación de la naturaleza en sus políticas agrarias, pesqueras y comerciales.

Fuente: Público

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