miércoles, 19 de octubre de 2016

Sensaciones


Bienvenidos/as a una nueva entrada del Blog/de Facebook del proyecto LANIUS con la que se inaugura una nueva sección denominada SENSACIONES. Esta iniciativa nace para contar de primera mano por los participantes como están viviendo su experiencia.

En este primer relato del lado humano del proyecto, intentaré contar cómo hemos vivido el primer fin de semana de trabajo los integrantes del segundo turno en nuestra primera experiencia en el Parque Nacional del Teide.

Allá vamos…


Llegada a El Portillo

El viernes, tras meses deseando que llegara el momento, las chicas del segundo grupo subimos exaltadas en la guagua hacia el pabellón de voluntariado en el Parque Nacional del Teide.  El primer “guauuuu” se lo llevó la panorámica del estratovolcán Teide.

Tras el emocionante reparto de habitaciones y tareas, y el correspondiente selfie de bienvenida con el palo de última tecnología (recogedor de basura), tuvo su primera y triunfal intervención nuestra compañera Yasira, que nos encendió la chimenea en un periquete. Resultó relajante ver como lo hacía, ya que el invierno se acerca (o lo que es lo mismo, winter is comming).


Posteriormente, tras la incorporación de Janis, participante del primer turno junto a Carol y Gesa, que colaboran como facilitadoras en la experiencia, comenzamos la cena con cierta timidez, conversando sobre educación ambiental, para terminar en una entretenida sobremesa con temas, cuanto menos, interesantes. Mención especial a las albóndigas de nuestra compañera Gesa.



Encontrándonos juntos en la chimenea, llegaron el coordinador científico del proyecto; David, y la bióloga anilladora; Bárbara y nos propusieron comenzar con las tareas del proyecto. ¿Cómo? ¿A estas horas? ¡Claro que sí! Allá fuimos una avanzadilla a poner trampas para mosquitos (posibles transmisores de parásitos sanguíneos en las aves), que se recogerían al día siguiente, muy, muy tempranito.


Primera jornada de trabajo

Por la mañana, nos levantamos antes de que el sol saliera para nuestra primera toma de contacto con los censos de aves. Todas teníamos la misma pregunta rondándonos la cabeza: ¿seré yo capaz de reconocer las aves por el canto o a cierta distancia?

Pues así, tal cual y nada más salir, cinco de nosotras protagonizamos la primera anécdota, nos perdimos. Equipazo prometedor (gracias David, por tu paciencia).

Tras el reencuentro, acabamos las actividades de censo de aves y disponibilidad de alimento sin más percances. Menos mal. Con el retraso acumulado, casi solapamos el primer almuerzo con la actividad de anillamiento de la tarde. 

¿Cómo resumir la tarde? Fue una avalancha de conocimientos espectacular.


Pero no contentas con el día intenso de trabajo, al finalizar la tarde una parte del grupo fue a montar las redes japonesas y a poner trampas de mosquito, dejándolas listas para la jornada del domingo. Sí, fueron a Siete Cañadas, el lugar que el primer grupo nos había descrito como muy gélido. 

La jornada acabó con una ducha, una partida de cartas, un rancho canario caliente para cenar y una idea sobre un concurso musical muy interesante.




Jornada del domingo

La segunda jornada comenzó fuerte también, con climatología amenazante y algunas “revelaciones” durante el desayuno (como tener entre nosotras a una experta en artes marciales, Melania, ¡vaya sorpresa!).

Tras coger fuerzas, nos dirigimos al área de trabajo, para la actividad de anillamiento científico, incluida una parada en un lugar especial... Durante el camino, como es habitual en él, el coordinador del proyecto Lanius, Nico, aprovecha cada recurso que nos encontramos para hacernos reflexionar sobre los valores patrimoniales y explicarnos algunas interacciones planta-animal que se desarrollan en el Parque Nacional del Teide.



La grata sorpresa de la jornada no fue que el tiempo resultara menos duro de lo esperado, sino que vivimos una experiencia única con un “dron”, o algo parecido. Nuestro coordinador, Nico, hizo con su cámara un vídeo aéreo espectacular de la misma manera que lo haría un dron. 


Fotos: Proyecto Lanius

Pese al cansancio acumulado, me voy a casa con la sensación de haber aprendido mucho, con muchas ganas de seguir aprendiendo sobre aves y seguir conociendo mejor a cada una de mis compañeras y compañeros. 

Además de las menciones anteriores, no quiero olvidarme de Sonia, decidida a aplicar sus conocimientos sobre aves, a Bárbara y Carmen, ya integradas y motivadas, y a Yurena, que aún está intentando acabar una pregunta que comenzó el viernes durante la cena. A Enrique, el único chico del grupo, lo esperamos el próximo fin de semana.

La experiencia promete.

Autora: Inma García Seligrat

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