Foto: Samuel García
Los pozos de nieve generalmente tenían forma circular de entre 4 y 8 metros de diámetros y hasta 8 o 10 metros de profundidad. En ellos se colocaba la nieve a modo de capas de unos 30 o 40 cm de grosor aisladas entre ellas con ramas de retama, pinocha, maderas y otros materiales a modo de cámaras aislantes. Se recogía la nieve de sus alrededores y se apisonaba arduamente para eliminar todo el aire posible de manera que se hiciera hielo.
Una vez colmatado el pozo en su totalidad se tapaba con un entramado de madera, ramas y materiales aislantes de la época para mantenerlo a una temperatura adecuada. Según avanzaba la temporada y se agotaba la nieve superficial y el hielo de los pequeños pozos y cuevas naturales, se destapaban los pozos y se comenzaban a trocear en bloques para transportarlos a lomo de bestias hasta los mercados de La Laguna, Santa Cruz y La Orotava.
Los Pozos de Nieve de Izaña fueron declarados Bien de Interés Cultural con la categoría de Sitio Etnológico, según DECRETO 25/2009, de 3 de marzo. El mayor y mejor conservado de los pozos tiene unos 6 metros de diámetro y unos 8 de profundidad y mantiene sus paredes de piedra seca en buen estado aunque un poco deteriorada su escalera de acceso.
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