miércoles, 22 de junio de 2016

Relatos hiperbreves para evaluar el aprendizaje compartido


UNA EXPERIENCIA DE APRENDIZAJE COMPARTIDO
En el equinoccio del primer periodo de trabajo del proyecto Lanius, presentamos dos relatos hiperbreves realizados por los participantes, donde utilizando algunas palabras claves como: elefante, sombras, perplejo/a, cómodo/a, guiso, miedo, piedra, cuerda y cantos construyen una pequeña historia enmarcada en una de las actividades realizadas dentro del proceso de evaluación continua que pretende recoger información acerca de la aceptación y dinamización de las acciones propuestas, la satisfacción de los destinatarios, así como la valoración del papel desempeñado por los responsables de coordinar el mismo.


HIPERBREVE 1
En el momento en que abro el correo donde me comunican que he sido aceptado/a para formar parte del proyecto Lanius, el miedo y la incertidumbre se apoderan de mí. El mundo de los pájaros me era desconocido hasta el punto de ser incapaz de diferenciar un simple mosquitero de un elefante. Sin embargo, los primeros talleres y la convivencia con mis compañeros/as sirvieron como cuerda a la que agarrarme para dejar atrás la inseguridad, y hacerme sentir cada vez más cómodo/a.

Los primeros fines de semana, los censos, la disponibilidad de alimentos, la relación con los/as compañeros/as, eran sombras que se disipaban poco a poco. Las jornadas de intensa búsqueda entre piedras, afinando el oído ante los diferentes cantos de pájaro, se iban convirtiendo en una agradable rutina.

Perplejo es el adjetivo que describe mi estado ante los secretos y valores que revela el Parque Nacional del Teide. Y si después de leer esto no sientes lo mismo que yo… ¡búscate el guiso, compadre!


HIPERBREVE 2
Estaba muy cómoda en casa cuando me enteré de que había sido seleccionado/a para el proyecto Lanius. ¡Me quedé perpleja! ¡Qué suerte tener una oportunidad así!

Al llegar a la primera reunión conocí a mis futuros/as compañeros/as y me di cuenta de que todos/as anhelábamos formar parte de algo grande; y nos propusieron algo enorme, tanto como el Teide o más.

Punto de encuentro: Viernes ocho de abril, 17:00 horas, Parque Cultural Doña Chana, La Orotava. Ahí estaba Marcelo con la guagua, esperándonos, guagua que cargamos con nuestras mochilas de nervios y miedo, pero también de ilusiones y bizcochones. Tras un viaje de mareo y bruma por Aguamansa llegamos a nuestro destino (altura aproximada 2000 m.s.n.m.), donde nos esperaba nuestro anfitrión principal: El Parque Nacional del Teide. 

Allí nos encontrábamos diez desconocidos, compartiendo deberes y placeres. Y uno de los mayores placeres, la comida. Entonces, nos dimos cuenta de que ¡para alimentar a esta gente hacía falta un elefante!

El primer día de campo tocó censo y disponibilidad de alimento, ¿seré capaz de hacerlo? Antes pensaba que no y ahora sé que sí soy capaz.

Al principio sólo veía piedras y sombras en Las Cañadas del Teide, pero poco a poco el miedo desaparecía e iba reconociendo el canto de nuestro pequeño amigo el “guerrerillo” (pan chichi pan chichi pan).

Unos a otros nos íbamos echando una cuerda en lo que hiciera falta, para tirar hacia adelante cual bien nutrido elefante, ¡vaya equipazo! En definitiva, estamos aprendiendo mucho en este recorrido y una cosa tenemos clara, ¡aquí, el que no se busca el guiso, está perdido, compadre!

Fotos: Proyecto Lanius

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